"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
Este no ha sido un año fácil para nadie. Tampoco para el Festival. Por eso, que el primer día de venta de entradas se despacharán más del 90% de las localidades disponibles supuso una extraordinaria noticia para todas las personas que han hecho posible que esta nueva edición pueda celebrarse. El público no ha dado la espalda al Festival y un año más será uno de sus principales activos, tal y como pudimos comprobar ayer en las primeras colas.
Maite, veterana seguidora del Festival se estrenaba con el largometraje El prófugo de Horizontes Latinos y a lo largo de la semana disfrutará de una variada selección de películas de diferentes secciones. Como buena cinéfila no ha dejado de ir al cine por la pandemia y seguirá haciéndolo una vez pase el Festival. “No los considero lugares peligrosos para nada y pienso que no se deberían cerrar”, nos contó.
Esperando para entrar a Patria hablamos con Eli y Ane, dos jóvenes donostiarras que han mamado el Festival desde pequeñas: “En el colegio nos llevaban al Velódromo, después nuestros padres a algunas sesiones y ahora ya de mayores vamos a todas las películas que podemos”. Para esta edición han cogido entradas para ocho sesiones, “lo cual no está nada mal teniendo en cuenta las limitaciones de aforo”, nos dijeron.
Nahia, otra donostiarra asidua al Festival, nos confesó que este año no estaba tan animada e incluso se planteó no comprar ninguna entrada. “Sin embargo, al comprobar la seriedad de las medidas tomadas por el Festival he decidido hacerlo”. De hecho, Nahia tenía entrada para Patria, una de las proyecciones que por su duración requería de una mascarilla FFP2, en lugar de las quirúrgicas. La donostiarra reconoce que ver una película con mascarilla es incómodo pero que la situación manda y hay que adaptarse. “Es una forma de cuidarnos entre todos y debemos
verlo así”.
Pero el Festival no solo es un evento atractivo para donostiarras sino también para aficionados al cine de fuera de la ciudad. Este año, por motivos obvios, no vendrán tantos pero algunos sí, como es el caso de Javier, andaluz afincado en Barcelona que conocimos en la cola de El prófugo. La crisis del coronavirus no le ha quitado la ilusión y permanecerá con nosotros hasta el próximo jueves con la intención de ver todas las películas que pueda.
Acreditados como prensa, los madrileños Borja y Alberto llevan viniendo al Festival desde hace cuatro años. “Muchos colegas del sector no lo harán y el ambiente no será el mismo, pero lo importante son las películas”, nos explicaron. Además de la Sección Oficial, les interesa Zabaltegi- Tabakalera y New Directors y ya por la tarde habían disfrutado de varias películas. “Las medidas de seguridad del Festival son adecuadas y se están cumpliendo a rajatabla. Creemos que ver cine no es una actividad peligrosa y prueba de ello es que todavía no se ha producido ningún brote dentro de un cine”.
Por último, conversamos con Cristina e Iker, dos amigos de Calahorra y Zumárraga que vienen al Festival no solo por las películas sino para poder estar cerca de los artistas. “Este año esa esencia se va a perder pero teníamos la obligación de estar aquí. Si nosotros, el público, no apoyamos al cine en un momento tan complicado, quién lo va a hacer”, apuntaron.
Iker Bergara