"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
The Woman of the Mountain fue escenificada y filmada en la Ópera de Shanghai por Hao Wang, otro de los realizadores chinos que llevan años recreando para la pantalla óperas de diverso tipo y convirtiéndolas en uno de los géneros más productivos y populares de la televisión y el cine de su país. Wang tiene diversos cargos en organismos relacionados con la televisión china y ha dirigido películas de ópera en 3D.
The Woman of the Mountain (2018) se sitúa en un espacio dramático y una localización física bien distintas a la de dramas épicos como The Bell Tolls for a Dynasty, proyectada ayer en esta muestra de Ópera china, o Cao Cao and Yang xiu, que la inauguró el pasado miércoles. El planteamiento estético es bien distinto ya que en esta no hay batallas épicas, ni intrigas palaciegas, ni emperadores que necesitan a toda costa importantes sumas de dinero para financiar sus ejércitos y continuar perpetuándose en el poder.
El drama es muy otro, más próximo a una representación teatral tal y cómo la entendemos en Europa. El maquillaje y las actuaciones resultan mucho más naturalistas, las vestimentas de los personajes son bastante menos llamativas y el trabajo de iluminación busca en todo momento ser muy realista, sobre todo en escenas nocturnas en los rudimentarios interiores de las casas de los campesinos. Y no es solo porque la ambientación sea más contemporánea, ya que The Woman of the Mountain es una ópera sobre las condiciones de vida en el medio rural, una obra sobre el proletariado en la China del siglo XX.
La ópera y la película se inspiran en una historia real, la de una madre soltera que trabaja duro en la montaña para sacar adelante a sus dos hijos. Son gemelos y uno de ellos es ciego de nacimiento. No es una situación fácil, sin duda alguna: el niño ha destrozado una infinidad de pares de zapatos y roto muchas cañas de bambú, la relación con la madre y el hermano es complicada y las condiciones de vida en la montaña son duras, pero todo se expresa mediante la contención del canto y el ascetismo de sus decorados, iluminación y escenificación.
Quim Casas