Cuando el espectador tiene la oportunidad de disfrutar de la ópera prima de la directora argentina Romina Paula, De nuevo otra vez, encuentra en ella una historia que se refiere a vivir la vida una vez más, a buscarse a uno mismo, a encontrarse y a volver a perderse.
La protagonista de la película, Romina, interpretada por la propia directora, vuelve a casa de su madre después de haber sido madre. Su hijo, Ramón, que ya no es un bebé, la acompaña en este descanso de la vida cotidiana. Ella, decide refugiarse en casa de su madre (Mónica) una mujer alemana que vive en Buenos Aires. Lo curioso del film que nos trae Romina Paula es que “tanto la mujer como el niño son mi madre y mi hijo, no son actores”. No es una coincidencia que en el largo actúen los tres, como si de una película autobiográfica se tratara. Pero, a pesar de lo que pueda pensar el espectador, el film no refleja la realidad de su vida. “Sí que es cierto que quería incluir la casa de mi madre en mi película. El hecho de que yo actuara tuvo más que ver con que quería que mi hijo saliera también en ella y me pareció la manera más sencilla porque me conoce”. De hecho, Romina Paula no habla de actuación al referirse a su madre ya que “ella estaba siendo ella misma en todo momento, excepto en alguna escena concreta que sí tuvo que actuar conmigo”.
El rodaje, de esta manera, se quedaba en familia: “Incluso teníamos el cátering contratado a la vecina de enfrente de casa de mi madre”. En algún momento, la directora sintió que el hecho de grabar en casa de su madre y de montar el set allí “podría incomodarla a ella; al fin y al cabo era su casa y estábamos todos allí, de alguna manera invadiendo su intimidad”, sin embargo, todo salió rodado.
En la historia, Romina Paula quiso centrarse, sobre todo, en una madre que “después de tener un hijo que ya ha crecido un poco vuelve a pensar en ella como mujer. Empieza a pensar en cómo la ven, en cómo se ve ella a sí misma y cómo quiere que la vean”. Es entonces cuando el personaje del film “intenta volver al ruedo para saber qué pasaría si estuviera ‘viva’. Necesita saber qué pasa con su deseo, si realmente lo tiene y hacia dónde se dirige”. La película es una reflexión “de las vidas posibles que ella evalúa que podría tener, atendiendo a personajes que van entrando y saliendo de su vida en esa época que está en casa de su madre”.
“Siempre ha habido directoras pero ahora está en tela de juicio conseguir la igualdad”
Lo que más le interesaba a la directora con este proyecto era “filmar a mi madre. Era una fantasía que tenía; tanto grabarla a ella como hacerlo en su casa”. Pero, sobre todo, su idea era retratar “la imagen de una mujer de mediana edad que vuelve a su hogar de infancia siendo ya madre. Quería analizar ese especie de limbo en el que se queda Romina al estar en su casa de la infancia, en la habitación de cuando era adolescente, pero esta vez con un hijo propio de por medio”.
Es una película que habla de la lucha de encontrarse a uno mismo, de la importancia del pasado y, al mismo tiempo, de la importancia que tiene el futuro, lo que vendrá, a la hora de buscar una identidad propia que la protagonista ya hace tiempo había perdido. Esta película está repleta de reflexiones que la directora comparte con los espectadores, con declaraciones que realizan los personajes a lo largo de ésta en la que se plantean aspectos de su vida mirando a cámara directamente: “No quería que el espectador supiera si los personajes le hablaban directamente a él, si me hablaban a mí como directora o si no hablaban con nadie en particular”.
De nuevo otra vez es un film que da un rol importante a la mujer, una mujer que lleva las riendas de su día a día, sobre todo en el caso de la madre de Romina que hace de guía para su hija a lo largo de la película. Esta no es una historia feminista, pero Romina Paula valora que, en el cine y en la sociedad en general, la mujer tenga cada día un papel más importante, aunque todavía quede tanto por hacer: “Por lo menos ahora ya es un tema del que se escucha hablar. Siempre ha habido mujeres directoras pero ahora está en tela de juicio conseguir esa igualdad. No cabe duda de que, en la actualidad, los festivales valoran de la misma manera a mujeres que a hombres. Se le presta más atención a la pluralidad a la hora de seleccionar las películas”.
Además de cine, Romina Paula ha escrito novelas, obras de teatro y ha actuado con directores como Santiago Mitre (El estudiante, 2011) y Matías Piñeiro (Todos mienten, 2009, y La princesa de Francia, 2014).
María Aranda