"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
El caballero canadiense de este festival llegó a Donostia con tiempo; y tras visitar Chillida Leku y el Guggenheim durante estos días, Donald Sutherland recibió ayer el Premio Donostia.
Decidió que quería ser actor con diecisiete años y poco después comenzó a actuar en teatro. Tuvo la oportunidad de dar el salto al cine y ya no dejó las pantallas. Ha interpretado a personajes que han marcado a varias generaciones y el Festival ha querido premiar a este actor capaz de brillar con la misma intensidad como protagonista o como actor de reparto. Cine, televisión, teatro, Sutherland ha recorrido todos los formatos y géneros y en todos ellos ha dejado huella.
En la presentación de ayer, el actor no pudo decantarse por alguna de las películas de su trayectoria. “Tengo cinco hijos. Si eligiera a uno de ellos los otros cuatro me matarían”, dijo bromeando, “todas mis películas son como mis hijos, y me gusta cada director con el que he trabajado”. “Me encantó trabajar con Fellini”, dijo seguidamente, provocando risas y aplausos.
Confesó que su vida es “el trabajo” y esa es su “pasión”, los personajes a los que ha dado vida le han dado “mucho disfrute, información y libertad. Con ellos puedo vivir la vida que no me he atrevido a vivir”. De hecho, su deseo de ser actor fue un impulso, ya que jamás había ido al teatro cuando decidió su profesión. Era algo intrínseco.
Sobre Los juegos del hambre, quiso interpretar el papel porque pensó que “podría dar energía a los jóvenes, que se politizaran y levantaran el culo de la silla”, algo que opina que no ha pasado aún.
Al preguntarle por anécdotas de sus rodajes, Sutherland habló de Los violentos de Kelly, rodado en la antigua Yugoslabia, donde contrajo una meningitis que le hizo entrar en coma. “Sentí la experiencia de salir de mi cuerpo y me vi bajando por un túnel azul. Desde mi cama en el hospital escuchaba al productor dictando un telegrama para mi mujer diciéndole que no viniera, que ya enviarían mi cuerpo”. Fueron seis semanas de pesadilla, sin fármacos y con una ambulancia a la que se le acabó la gasolina cuando lo llevaban al aeropuerto.
Su gran preocupación política es el cambio climático. Sutherland ha mostrado su rabia y horror ante las consecuencias del cambio climático. “Tengo hijos y nietos y les vamos a dejar un mundo en el que no van a poder vivir. Los chinos polinizan las plantas a mano porque ya no hay abejas y han desaparecido 2,5 millones de especies de pájaros. ¡Y la actitud de las Naciones Unidas es una mierda!”.
Nora Askargorta