Su nombre está detrás de algunos de los títulos más arriesgados del cine mexicano reciente. Su compromiso con las formas más audaces de expresión cinematográfica es lo que le ha llevado a aceptar el reto de ser jurado de la Sección Oficial: “Yo no estoy aquí para valorar las películas como un simple espectador, para eso está el Premio del Público. Uno puede tener sus gustos, su instinto, su capacidad para leer entre líneas lo que subyace en un determinado largometraje, pero para ejercer de manera honesta nuestra función de jurados creo que hemos de atender, sobre todo, a la gramática visual de la película que estamos valorando, a sus cualidades técnico-artísticas. Es el lenguaje cinematográfico lo que tenemos que juzgar”.
Atendiendo a ese amor por el riesgo, Pablo Cruz reconoce que la habitual selección de títulos que pugnan por la Concha de Oro suele atesorar un nivel medio interesante: “Es hora de empezar a decir que la gran desventaja que tradicionalmente ha atesorado San Sebastián respecto a Berlín, Cannes o Venecia, al ser el último de los grandes festivales en celebrarse, realmente es una ventaja ya que a la Sección Oficial de San Sebastián suelen llegar películas más comprometidas y arriesgadas”.
El productor mexicano sabe bien de lo que habla. Cruz lleva años frecuentando el Festival, “una cita importante para toda la industria latinoamericana”, según sus propias palabras. El productor mexicano afirma que “frente a otros festivales donde la parte de mercado funciona de una manera obsoleta y ridícula, San Sebastián se desarrolla como una tertulia constante donde puedes hablar con otros productores en un ambiente más relajado y en un marco inigualable. En otros certámenes estás acotado a reuniones de trabajo de quince minutos donde tienes que presentarte tú, presentar tu proyecto… No conozco a nadie que vaya a Cannes con ganas de ir a Cannes mientras que aquí todo el mundo está feliz de venir, entre otras cosas porque las relaciones que estableces en San Sebastián son más duraderas”.
Prueba de ese compromiso del Festival con la industria cinematográfica iberoamericana es, según Pablo Cruz, la existencia de una sección como Horizontes Latinos “que no tiene equivalente en ningún otro festival de habla hispana. Yo siempre digo que si alguien quiere saber realmente lo que está sucediendo en el cine latinoamericano actual, resulta obligado que se asome a esta sección”.
“Las relaciones que estableces en San Sebastián son más duraderas”
Dentro de las industrias iberoamericanas, México siempre ha ocupado un papel de liderazgo en lo que a producción cinematográfica se refiere. Pablo Cruz estima que el cine de su país sigue gozando de buena salud pero advierte contra lo que, ahora mismo, considera una peligrosa tendencia: “la de invertir recursos público en películas sin ningún valor artístico, en largometrajes producidos por tipos que únicamente van detrás del dinero fácil”. Pablo Cruz considera que frente a este tipo de películas que únicamente funcionan en el mercado local (y a veces ni eso) “las películas de riesgo que se hacen en México son las que consiguen trascender fronteras”. En ese sentido Cruz destaca el papel desempeñado por las plataformas digitales (para las que ha producido algunos de sus últimos trabajos): “Han traído consigo una depuración de la producción y, al mismo tiempo, establecen un filtro interesante para el espectador basado en la diversificación de perfiles”. No obstante, el productor confía en que, una vez superada esta euforia inicial, cuando se normalice la oferta de las plataformas “volveremos a ver películas en salas de dos mil espectadores ya que el cine va hacia eso, hacia la producción de películas-evento que nos vuelvan a reunir a todos al calor del fuego”.
Jaime Iglesias