"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
En un momento dado de Thalasso, un cliente de un centro de talasoterapia en Cabourg, donde se alojan unos días el escritor Michel Houllebecq y el actor Gerard Depardieu, se les acerca y les espeta un seco y contundente “sois la vergüenza del país”. ¿Podrían tomarse a mal algo así estas dos particulares y controvertidas figuras francesas? “La verdad es que no. Con un poco de coquetería, yo creo que lo que sentían era cierto orgullo”, dijo ayer Guillaume Nicloux, director de la película, que compite por la Concha de Oro.
Thalasso continúa la narración de El secuestro de Michel Houllebcq cinco años después, en la que Nicloux contó ya con el escritor para llevar a cabo este ejercicio cinematográfico, por supuesto de ficción y sobre un guion de partida, pero que se nutre del hecho de que los personajes se interpretan a sí mismos y reflejan, al fin y al cabo, su propia personalidad. “Houellebecq y Depardieu forman un tándem muy singular. No se conocían antes. Fue emocionante organizar el encuentro y dejar que se sorprendieran. Ellos son como se les ve, es su carácter, pero lo divertido también es jugar con su imagen pública. Además, aquí se pueden dejan llevar porque se ocultan detrás de la ficción”, dice Nicloux.
Lo que al director le interesa principalmente es ese formato híbrido entre ficción y documental que le permite “captar momentos de verdad”. Y lo explica: “Se crean vasos comunicantes que permiten jugar con lo que es cierto y lo que no. Pero en esta película no hay nada de tibieza. Ensayamos mucho, aunque no todo está cerrado de antemano, y las improvisaciones e incidentes que suceden durante el rodaje encuentran su espacio. Lo importante es cuando empezamos a fabricar, no la preparación”.
Los diálogos y reflexiones de dos personajes como Houllebecq y Depardieu hacen avanzar la narración en un patente tono de comedia, aunque hablen de la muerte, la reencarnación, o la política. El escritor llega a evaluar seriamente su posible candidatura a la presidencia de Francia y a consultarlo con una vidente, imaginando colaboradores y decisiones a tomar. “Le propuse yo mismo la idea y llegó a pensarlo durante un fin de semana. Creo que él tiene un punto de vista interesante. Hubiera sido divertido y anárquico”.
Y por si fuera poco con ellos dos, al final de la fiesta se añade Stallone (“siempre me gustó; me conmueve”, dice Nicloux), o más bien su doble en versión Rambo. Su cometido: practicar nudismo, nutrir los sueños de Houllebecq, y terminar actuando como mercenario para dar por concluida la función.
Gonzalo García Chasco