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Hace dos años, el realizador chileno José Luis Torres Leiva presentaba en Zabaltegi-Tabakalera su cortometraje El sueño de Ana. En dicho trabajo está el germen de Vendrá la muerte y tendrá tus ojos, la película que el cineasta estrenó ayer en la Sección Oficial del Festival y con la que opta a la Concha de Oro. Ambos trabajos están unidos por el protagonismo de Amparo Noguera y Julieta Figueroa y, en cierto modo, tal y como explicó el director ante los medios, aquél corto puede asumirse como el epílogo de la historia narrada por él en su nuevo largometraje. Se trata de un proyecto que nació “cuando hace algunos años varios amigos míos, de mi edad, fueron muriendo por diversas enfermedades. Fue algo que me impactó mucho. Normalmente vivimos proyectándonos hacia el futuro pero situaciones así hacen que uno valore el presente”.
A pesar de ello, José Luis Torres Leiva quiso dejar claro que su último largometraje “no es tanto una película sobre la muerte como sobre los afectos, sobre cómo ante una situación extrema nos replanteamos nuestras relaciones y damos otro valor al gesto mínimo, a lo cotidiano”. Esto es justamente lo que les ocurre a las dos mujeres protagonistas del film y por eso el cineasta optó por filmar su amor acudiendo a primeros y primerísimos planos: “Quería acercarme a los cuerpos, a los ojos, a la piel y mostrar cómo ambos personajes comienzan a reencontrarse”. Un trabajo que, según confesaron las actrices Amparo Noguera y Julieta Figueroa, no supuso ningún reto adicional para ellas: “Nosotras no teníamos conciencia de en qué plano estábamos y nos limitamos a seguir las indicaciones del director que nos dijo que reprimiéramos cualquier tentación de grandilocuencia en los gestos. Fue un trabajo que requirió de tiempo y de verdad escénica”, dijo amparo Noguera. Torres Leiva también justificó en ese acercamiento a los personajes la necesidad de contar la historia a través de planos fijos, rotos únicamente al final de la película con un travelling.
El título de la película procede de uno de los últimos poemas del autor italiano Cesare Pavese, y Torres Leiva lo justificó atendiendo a que “se trata de un poema que estuvo muy presente durante todo el proceso de escritura del guion y me parece un texto muy potente por la imagen que provoca en el lector vinculando el amor y la muerte como si se tratase de un mismo estado”.
Jaime Iglesias