La inocencia es el primer largometraje de Lucía Alemany (Traiguera, España, 1985), quien tras estudiar Comunicación Audiovisual, ingresó en ESCAC (Escuela de Cine y Audiovisuales de Cataluña). Su multipremiado cortometraje 14 anys i un dia (2015) fue su proyecto de fin de carrera, rodado en su pueblo natal, en su lengua materna y con actrices locales que se interpretaban a sí mismas. “Yo quería centrarme en aprender a trabajar con actores no profesionales y trabajar el realismo, pero sobre todo partía de la idea de que tenía que hablar de temas que conociera en profundidad, de un universo que me perteneciera. Como directora puedo ofrecer desnudarme al máximo, pero tiene que ser sobre temas que conozca”.
Este trabajo fue el germen de la ópera prima que presenta hoy en New Directors y fue la tarjeta de visita ideal para que sus productores confiaran en realizar el proyecto partiendo de un concepto cinematográfico de exploración, en un contexto de cine de autor y con el objetivo de llegar al circuito de festivales y a su público. La confianza casi ciega de los productores es algo que Lucía agradece enormemente: “Desde que aceptaron producir la película, en todo momento la referencia de 14 anys i un dia estaba presente, ya que más allá de cualquier ambición a nivel formal o estético, este cortometraje brilla por la verdad que transmite”.
Para conseguir esa misma esencia en el film, el rodaje tenía que apoyarse esencialmente en la naturalidad y frescura de los personajes. “En todo momento era prioritario capturar la verdad de los actores, y todo lo demás, era secundario”. Alemany consiguió trabajar desde unas directrices básicas: pidió rodar con dos cámaras –que generaron mucho más material del esperable–, los actores no se sabían el guion de memoria, no había marcas de foco y todas las secuencias se grababan de principio a fin sin cortes de planos.
“Como directora puedo ofrecer desnudarme al máximo, pero tiene que ser sobre temas que conozca”
La inocencia nos sumerge en el verano de una adolescente, Lis, que intenta convencer a sus padres para que le permitan salir del pueblo e irse a Barcelona para estudiar en una escuela de circo y cumplir así su sueño. Los días transcurren entre las fiestas patronales, los planes con sus amigas y quedar con su nuevo novio a escondidas, para evitar que sus padres se enteren a través de algún vecino. Es un verano que cambiará para siempre la vida de Lis, que tendrá que enfrentarse a situaciones inesperadas.
La directora ha querido ser más optimista en su manera de plasmar esta historia que tiene una gran carga autobiográfica y lanza el mensaje de que la vida continúa, a pesar del drama. Un relato en el que lo moderno y liberal choca permanentemente con lo tradicional y represivo, contraste latente en los diferentes personajes y lugares que conforman el mundo de Lis. Así podemos ver a las protagonistas bailando de noche en una discoteca tecno y por el día siguiendo a la banda municipal en una procesión por las calles del pueblo.
Forman parte del elenco artistas de la talla de Sergi López o Laia Marull, como padres de la protagonista, y Joel Bosqued en el papel del novio. Explica la directora que en el caso de Laia y Sergi, antes de proponerles la película se les explicó que el rodaje estaba planteado con una gran parte de los personajes, incluida la protagonista, interpretados por actores no profesionales y desde la improvisación como método, y a los dos les interesó mucho el planteamiento de partida. De hecho, juega un papel fundamental el guion como pilar vertebrador de las improvisaciones, con unas frases que establecían la base desde la que transmitir, con sus propias palabras, lo que la cineasta necesitaba en cada escena.
Según Alemany, “hacer una película no solo es crear material bueno, sino que además debes ajustarte a los condicionantes económicos y técnicos que tienes. Estoy muy contenta con el resultado final porque hemos hecho lo que hemos querido, nos hemos atrevido a saltarnos las normas; y aunque para el equipo técnico no fue siempre fácil enfrentar un rodaje con estas características, los productores no se echaron atrás en ningún momento, y gracias a ello podemos presentar hoy La inocencia en el Festival de San Sebastián”.
Amaiur Armesto