"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
En La bronca, película que presentan los hermanos Daniel y Diego Vega, la violencia se convierte en una de las protagonistas; una violencia reflejada en un Perú en guerra en los años noventa que obliga al joven Roberto a abandonarlo para reunirse con su padre en Montreal, donde vive con su nueva familia. Esta tensión se traslada a las paredes de la casa del padre, representado por Rodrigo Palacios, con una serie de ‘broncas’ de las que padre e hijo no podrán escapar.
Se trata del tercer largometraje de los hermanos Vega. El primero de ellos, Octubre, ganó el premio del jurado de la sección Un Certain Regard en el Festival de Cannes en 2010 y participó en Horizontes Latinos de ese mismo año. El segundo, El mudo (2013), participó en Cine en Construcción 23 de Toulouse y recibió, entre otros, el premio a la mejor dirección en el BAFICI. “Lo de trabajar juntos en cine vino de alguna manera solo. Empezó con un corto que hicimos cuando estudiábamos, que era malo pero también divertido”, comenta Diego. No solo han hecho cine juntos, también series: Han dirigido capítulos para “El Chapo” y cuentan con su propia serie, “El día de mi suerte”. “En una película la experiencia siempre es más solitaria, en términos narrativos. Por ejemplo, en “El Chapo” se trataba de resolver, ceñirnos a lo que había”, comenta Daniel.
Daniel Vega nos cuenta que la historia está basada en la época en que se fue a vivir con su padre a Canadá en el año 1991, cuando tenía diecisiete años. Pero afirma que “tanto la película como los personajes son ficción; no están basados en la experiencia que tuve yo allí, simplemente nos inspiró”. Para Rodrigo Palacios, representar este papel al principio fue angustioso: “Me obsesioné en querer interpretar al padre de Daniel, cuando en realidad este era un personaje ficticio que construimos entre todos. Así pude elaborar mi propia idea del personaje que tenía que interpretar”.
A pesar de no tener a Perú como escenario protagonista la intención es reflejar, según Diego, “cómo se sentía un peruano con Perú en esa época y cómo se siente ahora. Hoy la gente está más orgullosa de su país; la identidad se siente mucho más fortalecida”, a lo que su hermano añade: “No había identidad peruana en esa época, este concepto se ha ido construyendo en los últimos diez, quince años”.
María Aranda