"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
En 2014 Oren Gerner (Petah-Tikva, Israel, 1984) visitó San Sebastián con su cortometraje de graduación, Greenland, que recibió el Premio Nest Students. Una experiencia que recuerda con especial cariño.
Vuelve en esta edición al festival para participar en New Directors con su ópera prima Africa, que parte de la idea original presente en Greenland, por lo que estrenarla en el festival le resulta la manera ideal de cerrar el círculo.
Protagonizan la película sus propios padres, en una mezcla entre realidad y ficción rodada en la casa familiar, donde ha tenido que jugar con el equilibrio entre lo que la película necesitaba y la exposición de los protagonistas, especialmente al tratar temas relacionados con aspectos más profundos a nivel vital, delicados de tratar: “Lo interesante de trabajar con personas que conoces muy bien, como era el caso en esta película, es que por un lado hay una atmósfera de intimidad muy especial que valoro mucho, pero es necesario alejarse para lograr una perspectiva diferente que permita observarles de manera objetiva y ver los personajes, entender cuáles son sus ambiciones, sus miedos, etc. Tuve que estudiar a mis padres de cero, con un enfoque nuevo".
Meir, su padre, está en pleno proceso de aceptación de su reciente jubilación, mientras que su madre sigue en activo. Nace así una brecha entre ellos, porque a pesar de que Meir encuentra nuevas actividades con las que mantenerse ocupado, lo cierto es que no ha asimilado aún que ya no forma parte del mundo laboral. Gerner filma el día a día en la vida de su familia y explora con delicadeza la actitud de su padre frente al nuevo ciclo vital y una transición que se resiste a aceptar.
Según el propio director, “no es una película sobre la vejez, es sobre la rebelión. El personaje de mi padre encarna la rebelión; contra un cuerpo cada vez más frágil, contra una generación de jóvenes que no le considera útil, contra la energía que comienza a desvanecerse. Lucha por contener su vitalidad y su lugar en su vida, en su mente”.
Imágenes de un reciente viaje a África de la pareja se intercalan con el resto de metraje, como alegoría de la pureza de la naturaleza inmensa y pura, representando esa energía salvaje con la que Meir se siente conectado y que es el título de la película.
A.A.