"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
Jorunn Myklebust Syversen debutó en 2017 con Hoggeren (The Tree Feller), que se convirtió en un film de culto en los cines noruegos. Presenta estos días en San Sebastián su segundo largometraje, Disco, en la que integra dos ambientes en apariencia incompatibles como la fe evangélica y las competiciones de música disco. La protagonista absoluta es una chica de diecinueve años (Mirjam), campeona mundial de baile en su categoría y orgullo de su moderna iglesia. Lleva una vida en apariencia modélica hasta que empieza a tener problemas físicos en las competiciones y su núcleo familiar lo relaciona con una falta de fe por su parte. Se verá entonces forzada a buscar la manera de mejorar su conexión espiritual con la intención de superar su crisis deportiva y personal, mientras recibe instrucciones constantes de cómo actuar para ser una buena persona, de manera que si no las acata es tildada de mala cristiana.
Myklebust subraya que el abuso psicológico en una religión está presente desde el momento en el que se nos dice que corremos el riesgo de ir al infierno si no somos suficientemente buenas personas o buenas creyentes, y es algo que llega a dejar graves secuelas: “Algunas de las escenas que he filmado para mi película ocurrieron en la vida real; abusos físicos y mentales muy obvios de los que quería hablar porque afectan a poblaciones vulnerables y es algo de lo que no se habla mucho en Noruega”.
Para Myklebust era muy importante que la película fuera auténtica. Investigó mucho durante la escritura del guion. Visitó congregaciones similares a las retratadas en la película y contactó con personas que habían formado parte de este tipo de grupos que le transmitían la presión que sentían en cuanto a cómo debían comportarse, porque si no acataban las normas les infundían sentimientos de vergüenza y culpa y eran, de alguna manera, excluidas cuando esto pasaba: “Existen comunidades como las retratadas en Disco. En Noruega hay predicadores que piden una suma concreta de dinero para garantizar un milagro sanador. Me interesaba mucho adentrarme en estos ambientes y pude descubrir iglesias pentecostales modernas que asimilan elementos de la cultura pop en sus ceremonias para ser más atractivas, mucho más liberales a priori, pero en el fondo son instituciones igual de cerradas y tradicionales”.
Más allá del retrato de las jerarquías religiosas y de la relación directa entre la fe y las donaciones económicas, la película también pone el foco en el ámbito privado, en las relaciones de poder en esferas más íntimas de la sociedad: “Una persona manipuladora, por ejemplo, siempre va a intentar ser vista como la víctima, o va a intentar da la vuelta a las situaciones. Considero que es mucho más común de lo que pensamos y que el peligro nos rodea en muchos de los espacios de nuestras vidas.”
Tras el estreno de la película ayer en el Festival, Myklebust declara que se siente honrada y feliz de poder presentar su trabajo en San Sebastián: “Fue una proyección muy especial. Para mi ha sido precioso ver la sala llena en un festival con tanta historia y encontrarme con una audiencia cinéfila.”
Amaiur Armesto