"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
Criada en el seno de una de las dinastías artísticas más destacadas de Chile, Mariana Di Girolamo (Santiago, 1990) fue la actriz elegida por Pablo Larraín para protagonizar su último trabajo, Ema, con el que este año el cineasta regresa a Perlak tras haber participado en la sección en 2012 con No y en 2016 con Neruda.
Este es el primer papel importante que interpreta en el cine ¿no?
Ya había realizado algunos trabajos en películas de corte más experimental y para televisión pero sí, Ema es la primera película de cierto peso en la que he participado y todo fue muy nuevo para mí. La experiencia me generó un cierto vértigo porque además trabajamos sin un guion cerrado pero, a la vez, resultó muy liberadora.
¿Cómo afrontó el personaje?
Pablo Larraín tenía una idea estética muy clara sobre Ema, sobre su corte de pelo, sobre su vestuario y sobre los colores del film, y sobre esa base yo fui construyendo el personaje, comencé a entenderla, a comprender el modo que tiene de relacionarse con los demás. Es una mujer libre, muy fuerte, con una idea clara de lo que quiere. Pese a todo es un personaje que, en su momento, me sorprendió y que aún hoy me sorprende.
¿Cree que el público puede reconocerse fácilmente en ella?
Puede que, de inicio, sea un personaje que plantee pelea al espectador pero yo creo que este, finalmente, termina por empatizar con ella, por asumir ese modo que tiene de enfrentarse al orden establecido queriendo quemarlo todo para empezar a sembrar de nuevo. Es un personaje que es puro fuego y yo creo que en ese sentido refleja una sensibilidad que está floreciendo en una cierta generación.
¿Diría que esta película tiene algo de retrato generacional?
Sí, pero más que ser reflejo de mi generación, creo que Ema define mejor a los que vienen detrás de nosotros, a los que ahora tienen 24 años o menos, que son una generación más libre que la nuestra y con un sentido de la solidaridad más acusado ya que ponen en valor la experiencia colectiva. Mi generación todavía arrastra miedos, culpas y ataduras con el pasado.
Sin embargo, es muy común decir que lo que más define a las nuevas generaciones es el individualismo.
Puede que cada vez seamos más individualistas, es cierto, pero la gente joven cada vez se apoya más en el grupo, en la tribu. Ema participa de esa contradicción: necesita de los demás para lograr sus objetivos pero, a la vez, avanza como una supernova. Pero yo creo que las contradicciones, lejos de ser un problema, nos enriquecen como individuos.
En esta edición del Festival, en sus distintas secciones, concurren hasta ocho producciones chilenas. ¿Cómo valora el estado actual de la cinematografía de su país?
Yo creo que el Oscar que ganó Una mujer fantástica le dio mucho impulso a nuestro cine y mucha visibilidad. Con Ema hemos estado en Venecia y en Toronto y puedo dar fe del enorme interés que suscita el cine chileno en el exterior. Lástima que por parte del Estado el apoyo haya disminuido ahora que cerraron el fondo del Banco del Estado para la difusión de nuestras películas.
Jaime Iglesias