"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
Coincidí por primera vez con Costa-Gavras, precisamente, en el festival de San Sebastián de 1982. El certamen estaba en horas bajas, yo era un joven crítico de cine que tuvo la oportunidad de entrevistarlo y él acababa de ganar la Palma de Oro en Cannes con Missing y se disponía a recibir un Oscar al mejor guion adaptado por este alegato contra la dictadura de Pinochet. Veinte años más tarde, me mostró el voluminoso dossier del proceso que, por supuesta difamación, diplomáticos norteamericanos emprendieron –y perdieron– contra la Universal, productora del film. Formaba parte de la documentación que consulté para la escritura del libro editado en 2003 por la SEMINCI de Valladolid. Costa-Gavras me puso dos condiciones para aceptar el envite: que mi ensayo tratase sobre sus películas, no sobre él, y que evitase caer en la hagiografía. Bajo esas honestas premisas, accedí a la abundante literatura que generan sus filmes y charlé extensamente con él mientras, alternativamente, trabajaba en el guion de Arcadia junto a Jean-Claude Gumberg, recluido en una habitación vecina de sus oficinas.
De ahí surgió una amistad que se ha consolidado en sucesivos encuentros. Algunos fueron con la presencia adicional de Jorge Semprún, como la presentación del libro –que él prologó– en Valladolid o un coloquio sobre su obra en la Universidad de Rennes. Otras veces hemos 'actuado' a dúo, como en los homenajes que se le tributaron en los festivales de Tesalónica –ahí él jugaba en casa– o en el de Guadalajara, dónde insistió en que el libro que el certamen mexicano quería publicar fuese una edición ampliada del mío. Allí disfrutamos, además, de una inolvidable velada de lucha libre que enfrentaba a las “Máscaras” contra las “Cabelleras”. Pura puesta en escena en un continente que el director de Estado de sitio o La caja de música conoce al dedillo.
Además de cineasta, Costa-Gavras es el presidente de la Cinémathèque Française y fue objeto de una de las primeras retrospectivas que programé en la nueva sede de la Filmoteca de Catalunya, en 2012. Allí se proyectó también el documental Les deux mémoires, el único film dirigido por Semprún y que, poco después de su muerte, pudimos rescatar del laboratorio que conservaba sus materiales. Regresó a Barcelona hace un par de años para recibir el premio internacional Catalunya que otorga la Generalitat y, por primera vez, reconocía a un cineasta. Allí me habló, con su habitual discreción, de su nuevo proyecto sobre la crisis económica de Grecia, un film 'complicado' que respondía a la promesa que me hizo después de Amen –“no volveré a dirigir filmes históricos”– pero que encaja con sus raíces helénicas. Están presentes en el olivo plantado en la entrada de su casa parisina, las reivindica en su reciente autobiografía y, a sus ochenta y seis años, celebrará en Donostia un nuevo galardón que reconoce la trayectoria de un cineasta fiel a su compromiso político y a la preservación del patrimonio cinematográfico.
Por Esteve Riambau, director de la Filmoteca de Catalunya y autor del libro “De traidores y héroes. El cine de CostaGavras” (2003).