"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
María Félix protagonizó cinco películas de Roberto Gavaldón. Arturo de Córdova hizo seis con el director. Coincidieron en dos de ellas, La diosa arrodillada y Miércoles de ceniza. De Córdova, el Él de Buñuel, podía ser muy frío y distante. Félix explotaba una sensualidad arrebatada y, además de una fotogenia muy particular, tenía un registro dúctil entre la ternura y la ironía.
En La diosa arrodillada funcionan a la perfección, ya que es una película en la que el hombre se debate constantemente entre el deseo y la razón. Antonio dice haber desterrado para siempre a Raquel, la mujer deseada, y ahora solo quiere estar con su esposa, Elena, pero no duda, porque el deseo no se evapora así porque sí, en encargar para el jardín de su casa la escultura titulada la diosa arrodillada, para la que Raquel ha posado como modelo.
En la primera secuencia, Gavaldón es seco y expeditivo. Antonio llega en avión a Guadalajara, Raquel lo recoge en el aeropuerto, tienen una intensa velada amorosa y en el siguiente plano ya están despidiéndose en el aeropuerto. Por el contrario, al final, con un flashback aclaratorio (procedimiento poco habitual en el director), recurre a un clímax que culmina el fatalismo común a los melodramas vehementes del cine mexicano.
Entre ambas secuencias, Gavaldón explora los requiebros del amor y las dudas del desamor, la cobardía y el sentimiento de culpa. El guion lo firmó Gavaldón con José Revueltas y la colaboración de Alfredo B. Crevenna, posterior director de los filmes de Santo, el Enmascarado de Plata. El libreto de Miércoles de ceniza lo escribió con Julio Alejandro, reconocido después por su trabajo con Buñuel en Nazarín, Viridiana, Simón del desierto y Tristana.
El film se abre con el plano de una iglesia y los feligreses que van a misa un día antes del miércoles de ceniza. Siguen imágenes muy bellas de Victoria (María Félix) adentrándose en el lago en una pequeña canoa mientras regresan los pescadores. Pero la semilla trágica está sembrada desde ese plano inicial de la iglesia: Victoria cae de la canoa y es violada –en of visual– por el hombre que la rescata. Al día siguiente, en la misa, descubre que su agresor es un sacerdote. En un plano antológico, Victoria se levanta altiva y renuncia a recibir la hostia. Aparecen entonces los títulos de crédito, pero todo lo acontecido hasta este momento fue censurado en España, de modo que, a efectos prácticos, no hubo violación, y resultaba difícil de entender el odio de Victoria hacia todo lo relacionado con la Iglesia. Pasa el tiempo, la mujer regenta un burdel y la acción acontece en el violento contexto del conflicto religioso conocido como Guerra Cristera.
“La violencia tiene cierta grandeza, la religión no”, le dice Victoria al médico católico interpretado por Arturo de Córdova, con quien inicia una relación fraguada en la atracción, el conocimiento y la redención. Antes, el sacerdote violador busca la expiación diciendo que su cuerpo ha estado podrido por un mal deseo. Miércoles de ceniza es un melodrama poderoso, hasta cierto punto revolucionario pese a su liturgia final, relatado entre canciones como “Mala suerte”, que interpreta un soldado en la estación de tren donde se conocen los dos protagonistas, o “Pecadora”.
Quim Casas