"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
Como buen cultivador de melodramas, Roberto Gavaldón era consciente de la importancia dramática de los espejos. Hay ya en los primeros minutos de La otra un empleo soberbio de ellos. La arrogante Magdalena (Dolores del Río), que acaba de enterrar a su marido, se despoja ante el espejo de su lujosa habitación del velo de luto y de inmediato su rostro irradia una luz que no puede ser otra que la de una viuda alegre. Su hermana gemela María (Dolores del Río ‘again’) se sienta acto seguido ante el mismo espejo probándose un abrigo caro de Magdalena; se quita las gafas (las lleva, claro está, para dar a entender que es la hermana desfavorecida) y en su expresión leemos un evidente deseo de ser ‘la otra’. Poco después, ya en su modesto apartamento, se contemplará otra vez en su espejo, esta vez con mirada triste pero sugiriendo el mismo deseo. Todos los sentimientos de las dos hermanas se han canalizado a través del cristal. La coincidencia de una misma cifra, cinco millones (de pesos: la herencia de la viuda y el premio gordo de la lotería de Navidad), subrayará sutilmente ese deseo y nos anunciará la decisión de María de llevarlo a cabo.
Inspirada en un relato de Rian James, La otra es una de las mejores películas de Gavaldón, un melodrama criminal de impecable factura clásica. Más allá del uso de los espejos, el pulso narrativo es modélico. La escena del crimen, por ejemplo, está planificada y montada con maestría fulleriana: primer plano de la mano empuñando el revólver, plano del exterior haciendo coincidir el disparo con la rotura de una piñata, plano de la sombra de la asesina en la pared (‘chapeau’ a la fotografía, ciento por ciento ‘noir’, de Alex Phillips), planos detalles de la mecedora, las piernas y el intercambio de medias… A gran altura se sitúa la interpretación de Del Río, femme fatale multiplicada por dos: si una es mala, la otra es peor. Y excelentes los decorados de Gunther Gerszo, el equivalente azteca al gran Van Nest Polglase de la edad de oro de RKO.
Curiosamente, en 1946, año de producción de La otra, Hollywood facturó dos películas muy parecidas a la de Gavaldón, ambas con el tema de la suplantación entre hermanas idénticas: A través del espejo, de Robert Siodmak, con Olivia De Havilland en el papel dual, y Una vida robada, de Curtis Bernhardt, con Bette Davis. Curiosamente bis, en 1964, la misma Davis repetiría gemelas en la nueva versión del relato de James, Su propia víctima, de Paul Henreid. Del Río, De Havilland, Davis: seis campeonas.
Jordi Batlle Caminal