"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
Ya consolidada como la sección más abierta y diversa del Festival, en la que todo puede caber, sin normas, sin límites de duración, de género, o de formato, Zabaltegi-Tabakalera, y a pesar de esa filosofía de riesgo que la acompaña, lleva ya varias ediciones agotando entradas y llenando la excelente sala de cine ubicada en el centro de cultura contemporánea donostiarra.
Tabakalera introdujo nuevos aires y energías a una sección tradicional del Zinemaldia, que a partir de entonces se volvió competitiva, más ecléctica, y más valiente. El público, inquieto, responde a la llamada, y en la gran pantalla asiste a propuestas de lo más variado que compiten todas de igual a igual, ya sean el estreno en España de filmes de ficción de directores consagrados (aunque fuera del circuito de las grandes producciones comerciales, como es de esperar), o ya sean cortometrajes realizados por noveles cineastas vascos, así como documentales comprometidos, mezclas inclasificables de géneros, animaciones, o series de televisión. Todas las formas son posibles aquí, porque de todas las formas se nutre ya el cine y el audiovisual del siglo XXI.
La apuesta por el riesgo se ha consolidado con éxito en Tabakalera
Entre los apenas once minutos que duran el cortometraje de animación Lursaguak (Escenas de vida) de la realizadora vasca Izibene Oñederra, y Leyenda dorada de Ion de Sosa y Chema García Ibarra, hasta los 360 minutos que suman los seis capítulos de la serie completa “El fiscal, la presidenta y el espía” que presenta el británico Justin Webster, las posibilidades son múltiples. Por ejemplo, en esta edición, encontramos los nuevos largometrajes de directores con una ya muy reconocida carrera y habituales en círculos festivaleros, tales como el francés Bertrand Bonello o el japonés Takashi Miike, que compiten con Zombi Child y Hatsukoi / First Love, respectivamente. Pero también películas muy alejadas a las anteriores en intenciones y formas, que vienen de la mano de cineastas que ya han pasado antes por la sección, como el mediometraje documental Urpean Lurra de Maddi Barber, o el estreno mundial de Ficción privada del argentino Andrés Di Tella, autor muy cercano al videoarte y las perfomances.
Otros títulos que compiten por el Premio Zabaltegi-Tabakalera, dotado de 20.000 euros, llegan a San Sebastián ya galardonados en otros certámenes, como es el caso de Atlantique, el primer largometraje de la francesa Mati Diop, que obtuvo el Gran Premio del Jurado en el pasado festival de Cannes, Les Enfants d’Isadora del también francés Damien Manivel, antiguo bailarín reconvertido en cineasta, que ganó el Premio a la mejor dirección en el último Festival de Locarno, o Ich war zuhase, aber, de la alemana Angela Schanelec, Oso de Plata a la mejor dirección en Berlín. También Jean-Gabriel Périot, último ganador del Premio Zabaltegi-Tabakalera con el cortometraje Song for the Jungle, vuelve a competir en la sección, esta vez con un largo: Nos défaites.
Queda todavía este año espacio en Zabaltegi-Tabakalera para una última sorpresa, aunque fuera de concurso: Nimic, un cortometraje dirigido por el hoy en día ya consagrado y múltiplemente nominado a los Oscars, el griego Yorgos Lanthimos, director de La favorita (The Favourite, 2018).
Gonzalo García Chasco