"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
“Me gusta la labor de jurado porque me remite a mis comienzos como alumna. Me siento como en un seminario de lujo donde puedo ver tres o cuatro películas al día e intercambiar opiniones en plan amigos con personas respetadas y admiradas”, asegura la actriz argentina Mercedes Morán.
Asidua a San Sebastián, Morán lleva dos ediciones viviendo el Festival muy intensamente. No en vano, el año pasado presentó nada menos que cuatro largometrajes. “Por suerte, no me coincidían en días y me pude desplegar. El trabajo, en cambio, me pareció más arduo porque cuando acudes como actriz a un festival tienes que estar más comprometida con tu película y no te permite ver otras cosas”, dice. Además, la intérprete agradece no tener tantos compromisos sociales, ya que como jurado debe evitar el contacto con compañeros de profesión.
“Los aplausos y reconocimientos están muy bien y hay que disfrutarlos pero no hay que olvidar que ese no es el fin último de nuestro trabajo”. Así, para Morán, la atención que reciben las actrices y actores en un festival pueden “ser un buen alimento de cariño pero también una droga para el ego”.
La intérprete argentina explica que a la hora de elegir sus películas presta especial atención a su realizador: “Hay una gran cantidad de directores con los que ansío trabajar y otros con los que ya he trabajado y me gustaría repetir”. Sin embargo, no quiere decir que rechace óperas primas: “He participado en muchas y me encanta. La primera película de un realizador puede que no sea la mejor pero siempre tiene algo que la hace única e irrepetible. Me gusta formar parte de esa sopa”.
Pese a su experiencia en la interpretación y en el mundo del cine, Morán afirma no querer dar consejos a los nóveles intérpretes. “Están muy bien en el ámbito de la formación pero en una película, en una relación laboral, intento mantener siempre una posición super horizontal. No me gustan las jerarquías de ningún tipo”, señala.
La actriz reconoce que el cine latinoamericano continuamente se enfrenta a muchos problemas y obstáculos: “Es maravillosa su insistencia por seguir vivo pese a todo”. Morán opina que festivales como el de San Sebastián, “aparte de darle visibilidad, ayudan a que los profesionales del sector se conozcan entre ellos, lo que facilita la creación”.
Cuando termine el Festival y vuelva a Argentina, le esperan varios proyectos: “una película y una serie para Netflix bajo la dirección de Marcelo Piñeiro”. Por el momento, Morán ve con buenos ojos el escenario que han abierto las nuevas plataformas: “Si soy honesta no sé cómo va a incidir su presencia en el mundo del cine, mi impresión es que está dando trabajo a actores y actrices y eso es bueno”.
Respecto a la política de su país, Morán también muestra un contenido optimismo. “Venimos de un período de cuatro años de resultados muy tristes con un gran crecimiento de la pobreza y un gran desinterés por la cultura. Ojalá en las próximas elecciones la cosa cambie”, concluye la argentina.
Iker Bergara