"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
Un festival de cine es una cuestión de equilibrios. La programación debe mostrarse ecuánime en general y en particular: cada sección es un mundo en sí misma. Las apuestas se presentarán de forma rotunda. Después funcionarán mejor o peor –resulta difícil contentar a todo el público, crítica, invitados y jurados–, pero esa es la idea: no acomodarse, porque como cantó Neil Young, el moho nunca duerme.
Conviene estar despierto para escarbar entre las novedades o descubrir en el pasado aquello que no conocíamos o habíamos olvidado. Ver ahora los melodramas del mexicano Roberto Gavaldón no puede ser lo mismo que verlos cuando fueron realizados, en un contexto bien distinto, en los años cuarenta, cincuenta y sesenta. Siendo títulos clásicos y populares, discutibles si se quiere en algunos casos, pero que forman parte de un legado cinematográfico que entre todos debemos proteger, hoy podemos apreciarlos o cuestionarlos desde lecturas distintas, y sorprendernos con la modernidad de algunos de sus planteamientos en cuanto al papel de la mujer en un cine y una sociedad tan patriarcales.
Estamos en un momento en el que ese es un asunto esencial, y revisar el a veces rígido tiempo pretérito puede aportarnos algo más de conocimiento. El Festival se hace eco de ello con naturalidad: la paridad en la gestación de las películas es, ha de ser, algo evidente, no forzado, y las relaciones de género y clase que surgen desde la pantalla resultan muy estimables. Por ejemplo, cómo Céline Sciamma cuenta en Portrait de la jeune fille en feu la historia entre dos mujeres en la Bretaña del siglo XVIII y como nosotros vemos en 2019 los melodramas excitados y vehementes de Gavaldón interpretados por actrices que se rebelaron contra las normas, caso de María Félix. De qué manera podemos establecer ecos y relaciones viendo a Kristen Stewart, una actriz que ha manifestado públicamente su bisexualidad y se ha convertido en azote de Donald Trump, interpretando a Jean Seberg, que fue espiada y difamada por el FBI debido a sus vínculos con el Black Power a finales de los años sesenta.
No solo eso, claro. La contienda civil española antes (Mientras dure la guerra) y después (La trinchera infinita). La revuelta de clase (Mano de obra) y la vida en las favelas (Pacificado). La intimidad de una astronauta (Proxima) y las sectas religiosas (The Other Lamb). El Hollywood independiente (Zeroville) y una dislocada cura de talasoterapia (Thalasso). La adolescencia rota (Rocks) y las complejas relaciones hijas y padres (La hija de un ladrón).
Quim Casas