"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
La etapa como guionista de Muriel Box, casi siempre junto a su marido Sydney Box, ya denota muchos de sus intereses temáticos. Holiday Camp (1947) se sitúa, como su título indica, en un destino vacacional muy propio de la época, un resort pero en formato masivo y destinado a las clases populares. Un espacio de diversión y placer, apto para hacer relaciones, forjar amistades y asentar parejas bajo el sol. A la manera del Gran Hotel, de la novela de Vicki Baum y sus versiones cinematográficas, se concentra ahí un microcosmos humano que la aguda mirada de los Box observa con un tono aparentemente ligero y de comedia, pero que se va cargando de otros matices.
Así, Holiday Camp funciona como eficaz testimonio costumbrista de ese momento en una Gran Bretaña que respira de nuevo, que participa en bailes y desfiles coreografiados, en actividades lúdicas que representan la alegría colectiva. Lo viene a resumir muy bien el locutor de la megafonía desde su atalaya: a pesar de ser ciego, ve en esa masa de gente a individuos con sus particulares miedos y esperanzas, su temor a la soledad, su búsqueda de la felicidad. Es un tramo en que la comedia deja entrar a la melancolía, la frustración y hasta la desesperación, con ese tránsito entre tonos y géneros que tan bien sabía dibujar Muriel Box. Su mano se ve también en la introducción de una cuestión espinosa para la época como el embarazo de una joven antes de casarse. Es una preciosa secuencia en la que el novio pianista interpreta unas melodías para su amada mientras son observados por Esther (Flora Robson), una mujer madura que evoca así su frustrado amor de juventud. Su personaje se convierte en la voz de una conciencia progresista y conciliadora que quiere ayudar a que esos jóvenes cumplan sus sueños, a pesar de las dificultades económicas, y rompan las convenciones establecidas. Un interés añadido: Holiday Camp es la primera película de ficción del director Ken Annakin, que había trabajado realizando documentales para la productora de Sydney Box y en los años sesenta firmó populares superproducciones como Aquellos chalados en sus locos cacharros y La batalla de las Ardenas.
Muriel y Sydney escribieron junto a Arnold Ridley Easy Money (1948), otro guion para reflejar la gran fantasía de las clases populares: qué harían si les tocara la quiniela. En cuatro episodios, con otros tantos grupos de personas dispares, se va descubriendo otra máxima popular: el dinero no da la felicidad. No al menos a una familia que ya era feliz y le surgen los problemas o a un contrabajista que cambia de vida cuando lo que le gustaba era tocar como siempre con su orquesta. Esta vez el guion de los Box fue dirigido por Bernard Knowles.
Más alejado de los distintivos de Muriel y Sydney Box es el guion de The Brothers (1947), que dirigió con mucha fuerza visual David McDonald. Es un melodrama trágico, ambientado en el impactante paisaje de la isla escocesa de Skye, que puede recordar a dos películas de Michael Powell, director con el que coincidió Muriel Box en sus inicios: The Edge of the World (1937) y I Know Where I’m Going (1945). Un ambiente rural y tradicional con dos familias enfrentadas y una chica inocente que va a trabajar como sirvienta con una de ellas. El esquema de Romeo y Julieta entre acantilados y vientos nórdicos.
Ricardo Aldarondo