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No es que nos hubiéramos olvidado de él. Pero casi. Tampoco que nos hubiera dejado de interesar. Pero hacía mucho tiempo y muchas películas que el prolífico director estadounidense no había conseguido un éxito. Han pasado más de veinticinco años desde que Haz lo que debas, Fiebre salvaje o Malcolm X lo convirtieron en un director de referencia en la denuncia del racismo contra los afroamericanos en su país. Y más de diez desde que con los éxitos de La última noche o Plan oculto demostrara que lo suyo también podían ser historias que no se centraran en el conflicto entre blancos y negros.
Y en ésas estábamos, cuando en el último Festival de Cannes BlacKkKlansman recibió las mejores críticas para un film de Spike Lee en mucho tiempo, corroboradas por el jurado presidido por Cate Blanchett que le concedió el Gran Premio del Jurado. Y además el público ha acudido a los cines a ver esta mordaz mezcla de thriller policial, comedia alocada y revisión del blaxplotation; estrenada el mes pasado, el film es el mayor éxito de su director en la taquilla estadounidense en muchosaños.
En BlacKkKlansman,Spike Lee vuelve a sus orígenes. A la denuncia del racismo que sigue existiendo en los Estados Unidos. Contra los afroamericanos y en este film aunque en menor medida, también contra los judíos. A su exuberancia visual y a su ajustada selección musical, incluido un tema inédito de Prince. Su protagonista es Ron Stallworth, interpretado por John David Washington, el hijo de Denzel, un oficial de policía afroamericano que en los años setenta a base de ingenio, algo de locura y valentía y con la ayuda de su compañero judío, interpretado por Adam Driver, consiguió infiltrarse en el Ku Klux Klan de Colorado. Una premisa a priori tan extravagante que sólo podría estar basada en hechos reales. De hecho, la película es la adaptación del libro “Black Klansman”, escrito por su propio protagonista en el que cuenta su experiencia.
Pero al director estadounidense no parece interesarle hacer una crónica exacta de los hechos de la época, ni la fidelidad histórica. Y lo suyo nunca ha sido la denuncia sutil y distanciada. BlacKkKlansman parece concebida y rodada desde la rabia y la impotencia que produjo en gran parte de la comunidad afroamericana estadounidense la victoria de Donald Trump en las urnas. Las referencias más o menos directas a la actualidad son continuas: alusiones al “Make America Great Again o al America First”, a la violencia policial contra los afroamericanos, el arranque de la película con Alec Baldwin, imitador oficial de Donald Trump en las últimas temporadas de “Saturday Night Live”, interpretando a un supremacista blanco o el remate a modo de epílogo con las imágenes de los altercados de Charlottesville de agosto de 2017.
Carlos Elorza