"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
Para Ana Katz, directora de Sueño Florianópolis, reencontrarse otro año más con este festival implica “repasar un poco mi vida y mi camino haciendo cine”. Su conexión con el Zinemaldia está presente desde que debutara con su ópera prima, El juego de la silla(2002), hasta llegar a esta edición, donde aterriza con su quinta película. Confesó estar deseando “compartirla y abrirla al público” y que para ella lo más importante es “la conexión que se da entre la película y el espectador”.
Respecto a cómo sienta volver, la directora nos explicaba estar “soñando y con la cabeza dispersa”. Para ella es un gran honor “compartir la película en un espacio como el Kursaal, una sala de cine que amo, con las butacas que amo y ahora, por fin, puedo proyectarme e imaginarme en ese momento”.
Sobre la película, que definiríamos como una pregunta a la intimidad, a la relación con uno mismo y también con los otros, nos contaba que su intención era analizar “una ilusión que se presenta en cada ser humano: ¿Qué pasaría si no hubiese tantas reglas, si las convenciones estuviesen distribuidas de manera distinta?”, se cuestionaba. Por lo tanto, este es un proyecto que trata la libertad individual. Con una definición clave: “la libertad organizada; en mi día a día advierto que hay muchas cuestiones que se toman de lo externo, como si nuestra vida fuese un programa pautado”. La representación de este concepto viene de la mano de una brillante Mercedes Morán, que llega con varias películas al Festival. Lucrecia, protagonista principal del film, decide pasar sus vacaciones de verano con su familia en Florianópolis, Brasil. Allí, vivirá una experiencia que la convertirá en una mujer nueva. “Se va volviendo una mujer que rema sola en un mar abierto”, explicaba Ana Katz. La vida de la protagonista pasa a un primer plano por circunstancias de peso: los miembros de su familia empiezan a vivir experiencias propias en sus vacaciones. Por lo tanto, Lucrecia descubre ese espacio individual que desconocía. Ana afirmaba que lo que pretendía era plasmar los cambios que sufrimos sin darnos cuenta: “En uno a veces convive esa fortaleza que se precisa para hacer una pequeña revolución interna” y añadía, “pero para mí era igual de importante reflejar esos miedos y debilidades que nos convierten en un grano de arena en este mundo”.
El film fue premiado en Toronto y en el festival Kalovy Vary
De la misma manera que Ana consigue hacer hincapié en esa libertad de la que habla la película, quería “dar espacio a algo que yo creo que es muy cierto, que es que los afectos siempre están en juego” porque “el amor nunca escasea en ella. Entre los personajes circula una energía amorosa que siempre está presente”. Confiesa también que Sueño Florianópolis tiene que ver con “una desconstrucción de las relaciones íntimas que tienen los personajes, que va de más a menos”.
Al hablar de su relación personal con la película nos afirmaba que “la sigo interiorizando, mi proceso es lento. No estoy ansiosa por deshacerme de ella, ni siquiera me apuro a mí misma”. Según nos explicaba “esta es una relación afectiva que va mucho más allá del hecho de que me guste o no mi película. Es el nacimiento de un proyecto grupal, no sólo individual. Una obra colectiva que se independiza de todos nosotros cuando llega su momento”.
María Aranda