"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
Rodada en los bellos parajes galeses de Cregennan, The Piper’s Tune es la película más disconforme con el resto de la obra de Muriel Box. Tampoco la escribió ni participó en ella su marido, Sydney Box. Y tanto su temática como su estilo se alejan del cine por el que ya empezamos a reconocerla. No es comedia ni es drama, sino más bien una película de aventuras ambientada durante las guerras napoleónicas. No la protagonizan hombres que recuerdan sus amores pasados ni futuras herederas que deben impedir la paternidad de su ex marido, chóferes que fantasean con la mujer para la que trabajan, actores célebres enfrentados a un reality televisivo o mujeres del cuerpo de policía londinense. No, los protagonistas principales de The Piper’s Tune son un grupo de niños que intentan escapar de la granja tomada por las tropas invasoras a la vez que cuidan a un soldado enemigo herido, todo ello con la ayuda de un exótico pastor habituado a ayudar a la gente a cruzar los pasos montañosos.
Realizado en 1962, The Piper’s Tune parece un film anacrónico, desgajado del cuerpo central del cine que se estaba realizando entonces en las islas, tanto el de vocación más comercial como el ya instaurado del Free Cinema o el que practicaban autores como Joseph Losey. Pero no es exactamente así. La película es un encargo de la Children’s Film Foundation, un organismo sin ánimo de lucro dedicado a la producción de películas para niños. No necesariamente lo que entendemos como películas infantiles, ya que The Piper’s Tune estaría mucho más cerca de los relatos de aventuras y descubrimiento en la línea de Mark Twain y Robert Louis Stevenson. Pero el tono no es nunca severo, e incluso el comandante de las fuerzas de ocupación brilla por su amabilidad. Box perfila bien la situación de invasión y pérdida de libertad a la vez que extrae todo el partido posible del grupo de niñas y niños –en especial dos hermanos gemelos– cuyo esfuerzo representa un ejercicio de solidaridad en tiempos de intolerancia bélica.
Quim Casas