"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
El director argentino Benjamin Naishtat ya visitó el Zinemaldia en el año 2014 con su película Historia del miedo que participó en Horizontes Latinos. Ya en aquel primer largometraje hablaba de la crisis económica argentina, centrándose en la explotación que hacen los políticos de los temores de la gente, con el fin de fomentar un sentimiento general de inseguridad.
En esta ocasión, el que podemos considerar uno de los grandes talentos del nuevo cine argentino competirá en la sección oficial del Festival de San Sebastián, donde luchará por la Concha de Oro con Rojo.
En este film, Benjamín Naishtat dirige a actores de la talla de Darío Grandinetti y Alfredo Castro, además de la actriz Andrea Frigerio, y nos trae una historia que habla de la violencia cotidiana en la Argentina de los años 70, fuera de los grandes espacios urbanos. Tensión y miedo en aquella Argentina, pero poniendo el acento en la sociedad civil. “El guion era muy claro. Sabíamos de qué queríamos hablar y cómo queríamos hacerlo. No quisimos mostrar tanques, ni ejércitos, sino, como no se había hecho nunca en el cine argentino, poner el punto de interés en la forma de actuar de la sociedad civil de aquella época”, cuenta el director, que aunque joven como para haber vivido esa época, tiene una historia familiar que le hizo tener lo que ocurrió esos años presente en todo momento. “Mi familia se tuvo que exiliar porque fue perseguida y quemaron su casa”.
“Viniendo de alguien tan joven y que tenga tan claro como fueron las cosas y que nos pueda conmover como lo hace tiene doble mérito. Es increíble de qué manera elige hablar de ese momento tan oscuro de nuestro país. Y me apasiona que gente tan joven toque este tema, ya que considero que todavía hay militares que viven con total impunidad y eso no debería ser así”, interviene Darío Grandinetti. “Yo tenía 14 años, viví el clima de esa época y creo que no podría haberlo contado mejor. Vivíamos con una especie de doble moral y sin querer preguntar por miedo”, añade Andrea Frigerio.
Los tres actores están de acuerdo en que les resultó muy fácil reconocer el clima de la época en el guion en cuanto lo leyeron. “Todos sabíamos que estaba pasando algo feo, no teníamos la certeza de la magnitud de lo que después ocurrió, pero el clima era muy tenso”, añade Grandinetti.
Rojo es el relato de una época, pero desde la perspectiva del comportamiento de una sociedad, de los individuos de una sociedad. Personajes llenos de contradicciones, que fue lo que más fascino a Alfredo Castro. “En el caso de mi personaje, por ejemplo, por un lado su profunda fe sincera, y por otro, el ser cómplice de los horrores de esa dictadura. Me interesó desde un principio como surgen esos monstruos, esas personas que de un día para otro matan, torturan...".
La historia de una gente que ni estaba, ni quería estar implicada en política, y de alguna manera, justamente por eso, acaban más implicados que nadie. Rojo no es la historia de alguien, es la historia de una comunidad. Una película que quiere hacernos reflexionar sobre la necesidad de estar atentos, siempre. “Porque ellos no se van nunca, están siempre ahí y debemos estar atentos para verlos venir. Para que no nos sorprendan más. Porque siguen trabajando con el mismo objetivo, quedarse con todo”.
Nora Askargorta