"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
Bet Rourich forma parte del colectivo “Directoras de Fotografía” integrado por 21 mujeres que se dedican a dicha rama profesional y que fue presentado en sociedad el primer día de este Festival. Rourich sabe que su presencia dentro del Jurado Oficial ayudará a visualizarlo y, por ello, agradece enormemente al Zinemaldia que le hayan elegido. “Mi papel de jurado es a título personal pero en cierta manera estoy representando a todo el colectivo”, piensa. A pesar de que, en su caso, ser jurado supone una doble responsabilidad, Rourich ha aceptado el reto con optimismo. “Voy a hacer lo que normalmente hago cuando visito un festival, ver tres películas diarias, y eso me encanta”.
El amor de Rourich por el séptimo arte comenzó desde muy pequeña. “Crecí en los 80, una época dorada para el cine, y lo que me hicieron sentir todas aquellas películas ha hecho que a día de hoy me dedique a esta profesión”, cuenta. Por eso, cuando a los 16 años descubrió que existía la ESCAC y que tenía la posibilidad de convertir su afición en una forma de vida, no lo dudó ni un instante. Rourich únicamente tiene palabras de agradecimiento para la escuela que le ha formado. “Los estudiantes de la ESCAC somos como una secta que solo hablamos bien de ella”, bromea.
Curiosamente, antes de empezar a estudiar cine, el guion era la rama cinematográfica que más le atraía. Sin embargo, fue en la propia ESCAC donde descubrió que había una forma de narrar que ligaba el cine con su otra pasión: la fotografía. Eso y las “inspiradoras clases de Xavi Giménez” provocaron que se haya convertido en una de las directoras de fotografía más reputadas del país.
Como ella antes de estudiar, reconoce que hay muchas personas lejos del mundo cinematográfico que desconocen cuál es exactamente el trabajo de un director de fotografía. “Te hablan de paisajes o atardeceres y no saben que es algo mucho más complejo”, afirma. Para ella, su trabajo se divide en dos partes, una técnica y otra artística, pero si tuviera que definirlo de una forma más global diría que “mi labor es la de ayudar al director a narrar la historia que quiere a través de la imagen”.
La catalana tiene claro que los directores de fotografía siempre deben estar al servicio del director para ayudarle dentro de sus conocimientos técnicos y subjetividad artística a conseguir su mejor película. “Un rodaje es una gran aventura donde se pasa por diferentes estados de ánimo y yo siempre digo que muchas veces los directores de fotografía nos convertimos en los psicólogos del director”, asegura.
De su filmografía, la cineasta está especialmente orgullosa de Adult Life Skills, una de las últimas películas donde ha trabajado. “En cuanto leí el guion, me di cuenta de que era una película que me gustaría ver como espectadora”. Últimamente, Rourich puede elegir aquellos trabajos que más le atraen gracias a que compagina el cine con la publicidad. “Un rodaje es muy largo, son muchos meses fuera de casa sin ver a la gente que quieres, y tiene que haber algo que te motive a hacerlo”, explica.
Debido a esa apretada agenda, Rourich no había podido volver al Zinemaldia desde que se presentó en el año 2010 la película Blog, otro de sus trabajos destacados. Por eso, su idea es exprimir esta nueva experiencia desde el minuto uno.
IKER BERGARA