"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
El primer número de la revista “Fotogramas” apareció el 15 de noviembre de 1946. La publicación fue semanal, quincenal y, finalmente, mensual. No hay ninguna otra revista que se le parezca. Ha combinado a lo largo de su historia y de su cita puntual con el lector (solo dejó de aparecer durante once meses a principios de los ochenta) cosas tan en principio antagónicas como el cine de vanguardia propugnado por la Escuela de Barcelona en los sesenta y la época del destape.
Para Sergio Oksman, director del documental Querido Fotogramas, la revista ha sido como tener el “¡Hola!” y “Cahiers du cinéma” en una sola. El proyecto de este film nace de Jesús Ulled, nieto del fundador de la revista, Antonio Nadal-Rodó, e hijo de quien llevó las riendas de la misma durante muchos años, Elisenda Nadal. “Me pide que haga un documental pero que no sea nada publicitario. Hay una razón más sentimental en el proyecto, pero no es un film nada nostálgico. Más que contar la historia de la revista, la película quiere transmitir las sensaciones de lo que fue. No es el cine español contado por ‘Fotogramas’, sino ‘Fotogramas’ contada por el cine español”, comenta Oksman.
La película pretende ser también un homenaje al lector de la revista. La idea de partida es muy bonita. En los archivos de la revista se conservan los originales de las cerca de tres mil cartas que los lectores enviaban al consultorio. Periodistas, directores, actrices y actores leen algunas de esas cartas. Otros son entrevistados. En el caso de Maruja Torres, una de las colaboradoras más conocidas de la revista durante años, ella misma lee la carta que envío cuando era lectora adolescente. Recuerda como se emocionó. La emoción es parecida a la del actor Secun de la Rosa, recuerda Jaume Figueras, otra de las firmas ilustres de la publicación, sobre todo en su faceta de Míster Belvedere. “Secun también lee su carta. Es uno de los momentos más emotivos del film. Aquello le estimuló a salir de la situación más oscura en la que se encontraba”.
Para Maruja Torres, su colaboración inicial con la revista fue una auténtica escuela: “El consultorio de cartas reflejó lo que era el país en aquellos tiempos, las carencias de la gente, la búsqueda de un refugio en el cine”. La revista inventó el nuevo periodismo a la española, coinciden los dos.
“Escribir en ‘Fotogramas’ me dio alas. Cuéntalo desde tu punto de vista, cuenta las cosas como fluyan, venían a decirme”, explica Torres. Además, “la revista estaba al lado de la gente que quería cambiar las cosas”. Recuerda muchas de sus experiencias: “La muerte del presidente Allende en Chile la viví en el plató de Tamaño natural de Berlanga”. Las relaciones con los cineastas eran de respeto, aunque Figueras evoca dos encontronazos. “Se publicó una carta muy contraria al film de José Luis Borau Hay que matar a B., y él estaba convencido de que aquella carta era falsa. Y Chicho Ibáñez Serrador se molestó cuando escribí que su primera película, La residencia, parecía dirigida por alguien de catorce años”.
En su defensa de un cine más radical o combativo, “Fotogramas” estuvo al lado del Nuevo Cine Español, o cine mesetario, y de la Escuela de Barcelona. Maruja Torres, con todo, lo contempla con distancia irónica. Figueras recuerda lo elegantes e inteligentes que eran las musas de la Escuela de Barcelona (Romy, Serena Vergano, Teresa Gimpera), y Torres salta enseguida: “¡La Escuela de Barcelona inventó la anorexia!”
Cuando Udo Kier estuvo en Barcelona con motivo de Sangre para Drácula, lo subieron a la Sagrada Familia. Pero al recordar a Helmut Berger, el afecto de Torres es distinto: “Se portó como Dios conmigo porque le hablé de Visconti y de lo bien que estaba en el film que hicieron sobre Ludwig, nada que ver con lo que se había convertido después”.
QUIM CASAS