"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
La película Las herederas, dirigida por Marcelo Martinessi, recibirá su galardón en la 66 edición del Festival de San Sebastián.
Esta producción paraguaya con coproducción europea y americana recibirá un premio Sebastiane Latino que busca premiar a la mejor película LGTBI latinoamericana de 2018 y que es entregado por GEHITU, asociación de gays, lesbianas, transexuales y bisexuales del País Vasco.
El jurado del 6º Premio Sebastiane Latino ha tomado esta decisión porque “en Las Herederas su director, Marcelo Martinessi, ha decidido visibilizar una pareja lésbica en la madurez para contar la historia de liberación personal de Chela”. “Al hacerlo, demuestra que la diversidad sexoafectiva paraguaya no es reconocida y protegida por el legislador en Paraguay. Este reflejo lo convierte en denuncia: el no reconocimiento legal de las parejas LGTBI deja sin derechos al cónyuge cuando su pareja está enferma, presa…”, señalan.
Destacan, asimismo, que “la coproducción de tres países latinoamericanos y tres europeos permiten crear obras cinematográficas potentes, como la de Marcelo Martinessi y su equipo, en cualquier lugar del mundo”.
Además, “la calidad narrativa y compositiva de Las herederas demuestran que equipos paritarios, como el de esta película, o elencos femeninos, donde la presencia masculina es casi nula, no tienen incidencia negativa o positiva sobre el resultado final”.
Reconocen, también, “un guion y un trabajo actoral que narra la liberación de una mujer madura de clase media con una simplicidad que esconde un complicado entramando. La protagonista representa con gran sutilidad a esas mujeres educadas para anteponer los deseos y necesidades de los otros (padres, cónyuges, hijos…) a los suyos. Con ello, acaban encerradas en esas relaciones. Y, al usar una lesbiana de educación y gustos conservadores, nos obliga a aceptar una pirueta narrativa bien resuelta, porque le pone, al menos, tres retos: liberarse de los convencionalismos de izquierdas de su círculo LGTBI, de los de derechas de su clase social y liberar su deseo más allá del prejuicio edadista”.