"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
Rossy de Palma (Palma de Mallorca, 1964) ha llegado al Zinemaldia con la lección bien aprendida. Jurado de la Sección Oficial de Cannes en 2015, la actriz recuerda el consejo que en aquella ocasión recibió de los hermanos Coen, a la sazón presidentes del mismo: “El primer día nos reunieron a todos los demás jurados y nos dijeron: ‘Aquí estamos para recalcar lo que nos gusta, no para criticar lo que no nos convence’. Es una frase que me pareció muy acertada y que voy a tratar de que guíe mi labor como jurado también en San Sebastián”.
De Palma es consciente de que las decisiones que pueda adoptar como jurado “son completamente arbitrarias; al final, que te emocione o no una película es una cuestión de feeling y, en el fondo, resulta tan injusto... Cuando piensas en lo que cuesta hacer una película, en el esfuerzo por escribir el guion, en la dificultad para moverlo, para encontrar financiación… Por eso, cuando una película no me llega, me abstengo de hacerlo público, por respeto a todos aquellos profesionales que han invertido tiempo y dinero en hacerla”. En este sentido la actriz confiesa que le gustaría “reunir algún día el tesón y la constancia necesaria como para dirigir un film. Tengo un par de sinopsis bastante avanzadas, sí, pero aún no me he sentido lo suficientemente obsesionada como para volcarme en una aventura así”.
“Me gustaría reunir algún día la constancia necesaria para dirigir un film”
Enérgica y expansiva, Rossy de Palma confiesa que la curiosidad ha sido el motor que ha guiado su carrera como intérprete, ya sea en el cine o en el teatro, en España, Francia o Italia, países en los que ha trabajado con asiduidad llegando a frecuentar en escenarios tan prestigiosos como el Piccolo Teatro di Milano o el parisino Théâtre du Châtelet. “La curiosidad es lo que me mantiene joven y para ejercer como jurado me parece un activo maravilloso. El cine, en este sentido, es un terreno fantástico para dejar volar tu curiosidad. La verdad es que cada vez soporto menos el cinismo y esa actitud como de estar de vuelta de todo, de saberlo todo”.
Esa naturaleza curiosa la lleva a ser optimista cuando se le plantean preguntas vinculadas a la paridad en la industria cinematográfica: “El victimismo nunca ha ido conmigo. Muchas compañeras se quejan de que apenas se escriben personajes femeninos realmente interesantes. En lugar de quejarnos mientras permanecemos esperando de brazos cruzados lo que tenemos que hacer es escribirlos y dirigirlos nosotras. Las mujeres hemos evolucionado en los diversos ámbitos profesionales tomando a los hombres como espejo pero, hasta ahora, hemos adolecido de la curiosidad necesaria como para emprender ese viaje interior que nos lleve a conocernos mejor a nosotras mismas. Ahí hay todo un universo por descubrir y resulta fascinante pensar en el futuro que tenemos por delante”. Teniendo en cuenta esto no es de extrañar que, como espectadora, Rossy de Palma decante sus preferencias hacia “un cine con implicaciones sociales, que incite a la reflexión, que deje poso. No es que no me interesen los mainstreams, pero al final la sensación que te dejan es un poco como cuando subes a la montaña rusa: te proponen un viaje vertiginoso, pero cuando se acaba la atracción vuelves al mismo lugar donde estabas antes sin que nada haya cambiado dentro de ti”.
Jaime Iglesias