"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
Había expectación por ver la nueva película del madrileño Carlos Vermut tras el gran reconocimiento que le valió Magical Girl, con la que se fue de San Sebastián llevándose la Concha de Oro bajo el brazo en 2014. El propio director admitía que cuando comenzó con la presente Quién te cantará, que ayer presentó (nuevamente) en la Sección Oficial, algo de presión sí podía llegar a sentir, aunque pronto pasó a centrarse exclusivamente en hacer “una buena película”, sin necesidad de comparación con la anterior. Y sobre todo quería “probar nuevas cosas”.
Y efectivamente, la apuesta de Vermut, aunque sigue mostrando un universo propio reconocible y contener un explícito guiño a su primer largometraje Diamond Flash, apunta a territorios novedosos. “El cine es aprender constantemente. Yo no paro de aprender”, dijo.
Quién te cantará ofrece una serie de personajes femeninos complejos, algo que quiso destacar la actriz Carme Elías: “Es una película que habla de mujeres, sobre los resquicios y caminos laterales con los que se van mostrando distintos personajes femeninos”. El epicentro lo ocupa Lila Cassen (Najwa Nimri), una cantante de gran éxito en los años noventa que tras llevar retirada diez años por un trauma personal, sufre un accidente y pierde la memoria cuando iba a reaparecer en los escenarios. Por su parte, Violeta (Eva Llorach), vive una existencia solitaria marcada por el sometimiento a su propia hija Marta (Natalia de Molina), y se refugia haciendo imitaciones de su gran ídolo, Lila Cassen, en el karaoke donde trabaja. Con la colaboración de Blanca (Carme Elías), una leal asistente, Lila pedirá a Violeta que le ayude a superar su amnesia.
Se crea a partir de ese momento un juego de espejos y fusión de identidades entre ambas mujeres que permite a Vermut reflexionar sobre la identidad, sobre la idea de vivir a través de otros, o quizás en otros, sobre el ejercicio de la vampirización. “Yo al principio tenía la intención de hacer una película de terror, de fantasmas, con posesiones y suplantación de personalidades. Pero las películas evolucionan”, explicaba Vermut.
Sobre esa idea de vampirizar a otra persona, Najwa Nimri matizaba: “El vampirismo exige una energía que al principio mi personaje no tiene. Yo a Lila la veo más como un recipiente vacío que tiene que ser llenado”. Para la preparación de este personaje, la actriz admitía: “Ha sido un proceso doloroso. Seguramente ha sido el viaje más heavy de mi vida”. También la otra protagonista, Eva Llorach reconoció lo exigente del proceso y la huella que le ha dejado: “Carlos te obliga a estar alerta todo el tiempo. Después ha sido duro poder desprenderse del personaje”. Natalia de Molina describió su caso como un viaje a “lugares muy oscuros”.
Todas ellas subrayaban lo especial del universo del director y guionista, que da como resultado una película magnética y enigmática en la que el productor Enrique López Lavigne admitió que no deja de descubrir nuevos elementos cada vez que la ve. “Es una película que te tienes que llevar a casa”, concluyó.
Gonzalo García Chasco