"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
El inicio de The Years Between (1946) es magnífico. Tras media docena de estampas de casas y carreteras de una zona campestre en Inglaterra, la última de ellas con un cartero en bicicleta que llega a una de estas casas, la muerte en el frente del marido de la protagonista, Diana Wentworth (Valerie Hobson), se comunica mediante una secuencia provista de música y sonido, pero sin palabras, con el rostro apesadumbrado de la sirvienta Nanny (Flora Robson) al recibir el telegrama enviado por el ministerio de la guerra, la forma en que Diana lee su contenido, un breve inserto del telegrama en cuestión y, por corte, el funeral en la iglesia. Entonces resuenan las primera palabras del film, las del sacerdote que oficia la ceremonia, y la cámara se acerca en travelling hasta un primer plano de Diana en el momento en el que el cura dice “en recuerdo de Michael Wentworth”. Esa memoria, esos recuerdos, se traducen de inmediato en un flashback, en una rememoración triste de los felices días vividos juntos: imágenes rápidas de la boda, la llegada al nuevo hogar, el triunfo de Michael en el Parlamento, el bautizo del hijo de la pareja, una tranquila velada al piano y la marcha del marido a la guerra, encadenadas entre sí a través de las hojas del diario íntimo en las que Diana ha dejado constancia de la importancia de esos momentos. En estas imágenes rememoradas, Michael está siempre de espaldas a la cámara. Privarnos de su rostro es una excelente elección de puesta en escena ya que, después, Michael Wentworth, con las facciones del actor Michael Redgrave, regresa de entre los muertos porque no ha fallecido en combate sino que fue hecho prisionero por los alemanes.
El film fue producido por Sydney Box, escrito por este y Muriel Box y dirigido con mucha delicadeza por Compton Bennett dos años después de El séptimo velo. Está inspirado en una obra teatral de Daphne du Maurier, escritora siempre asociada al cine de Alfred Hitchcock después de que este la adaptara en tres ocasiones, La posada Jamaica, Rebeca y Los pájaros. Es un relato decidida y fervientemente feminista que pone el acento en la carrera parlamentaria de la protagonista y su esfuerzo por conseguir la igualdad de los derechos de las mujeres. Un cometido bien alejado del de la devota ama de casa que, en tiempos de guerra, espera el regreso del marido o ayuda al esfuerzo bélico trabajando en la fábrica. Y aborda desde el guion, con la misma delicadeza con la que filma Bennett, el conflicto suscitado por el regreso del marido cuando su esposa, sin haberlo olvidado, ha rehecho sentimentalmente su vida.
En The Man Within (1947) reaparece Michael Redgrave, aquí en el papel de un marinero contrabandista del siglo XIX. Y los Box, ambos como guionistas y productores –es uno de los escasos filmes en los que Muriel intervino en la producción– vuelven a adaptar un clásico literario, Graham Greene. “The Man Within”, editada en español como “Historia de una cobardía”, fue la primera novela del autor de “El americano impasible”. El título original puede traducirse como El otro hombre, aunque la distribución española optó por un más aventurero El hijo del pirata. Todos sirven bien a la idea de base, la relación fracturada entre el contrabandista y el marinero al que tutela, encarnado por un joven e impaciente Richard Attenborough. La acción está construida al gusto de los Box, con un largo flashback: el joven es torturado y confiesa lo que le llevó a traicionar a su tutor y el resto de la tripulación. Destaca un bello manejo del Technicolor, sobre todo en las escenas marinas y nocturnas, a cargo de Geoffrey Unsworth, dos décadas después convertido en el director de fotografía de 2001: Una odisea del espacio.
Quim Casas