"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
Hiroshi Okuyama nos propone en Boku wa Iesusama ga kirai / Jesus un tierno viaje hasta la difícil infancia del pequeño Yura, en una fría y remota zona rural de Japón a la que su familia se traslada desde Tokio para vivir con su abuela, tras el fallecimiento del abuelo. Yura deberá adaptarse además a su nuevo colegio cristiano, con reglas y costumbres que le son totalmente desconocidas. Allí conocerá al que será su mejor amigo, Okuma, con quien entablará una amistad que constituye el pilar central de esta película en paralelo con un pequeño Jesús que se le aparece en medio de una oración y comienza a concederle sus deseos, algo que ayuda considerablemente a que Yura asimile rápido la fe cristiana.
Este joven cineasta tenía mucha curiosidad por conocer el Festival de San Sebastián como espectador ya que había leído que Hirokazu Koreeda decía que era uno de los mejores lugares del mundo, por lo que para él “estar ahora aquí y además presentando mi primera película a concurso en New Directors es todo un honor”.
Hiroshi tenía tan claro que quería dedicarse al cine que comenzó su carrera cuando todavía estaba en el instituto. En 2009, con tan sólo trece años, dirigió el vídeo musical Graduationparty!!!!! que se estrenó en el Festival Internacional de Cine de Kioto. Él quería rodar películas, pero era consciente de que no tenía ni las aptitudes, ni los conocimientos, ni los contactos necesarios, por lo que fue aceptando otros proyectos hasta que sintió que ya había llegado el momento para asumir el reto de su primer largo. Cuenta que para llegar hasta aquí, fue crucial su experiencia previa como director de fotografía. “Cuando filmaba proyectos para otros directores, empecé a sentir en ciertas ocasiones que algunas secuencias yo las habría grabado de manera muy diferente de lo que me pedían. Todas esas ideas que me iban surgiendo las he tenido muy presentes a la hora de filmar mi propio proyecto”. También es palpable la influencia de su experiencia realizando vídeos musicales en su manera de filmar, cámara en hombro, sin raíles para los travellings y sosteniendo algunos planos al máximo sin cortes drásticos al acabar las secuencias. Quiso también que la música estuviese muy presente en la película, a través de las canciones que tantas veces tuvo que cantar de pequeño en su infancia. Un compañero del colegio, que después estudió música en la universidad, ha sido su aliado para elegir las canciones y decidir en qué momentos de la narración incluirlas.
También gracias a su anterior cortometraje entendió lo difícil que puede llegar a ser trabajar con niños y entendió que era mucho más efectivo enseñarles las frases en el set justo antes de la grabación sin mostrarles el guión. Su búsqueda de los protagonistas se caracterizó por un curioso sistema de selección: “Quería encontrar a un niño capaz de aguantar el plano con la mínima expresividad, el máximo tiempo posible. Grabé a varios candidatos, sin frases, prácticamente sin hacer nada, revisé las cintas y entendí que había encontrado a mi protagonista”. Para su antagonista, en cambio, buscaba a alguien que fuese muy puro y divertido, capaz de dar el contrapunto al personaje principal. Así llegó Riki Okuma, que está estos días en San Sebastián junto al director y el productor para presentar la película.
Todos ellos están muy ilusionados con la presentación de la película hoy y tienen mucha expectación respecto a su acogida a tantos kilómetros de su Japón natal. Hiroshi ha querido ofrecer a la audiencia una reflexión en torno a la amistad, el crecimiento, la muerte y la fe y espera de todo corazón que este mensaje traspase la pantalla y llegue a la audiencia en las salas donostiarras.
Amaiur Armesto