"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
Daniel Kokotajlo es un joven director y guionista autodidacta de Manchester, con formación en Bellas Artes. Un cineasta que ha esperado pacientemente más de diez años a sentirse lo suficientemente separado de su pasado para garantizarse un acercamiento objetivo a un mundo que él conoció muy de cerca de pequeño, ya que fue miembro de una congregación de testigos de Jehová hasta los 23 años.
por dos hermanas y su madre, el relato busca reflexionar en torno al conflicto interno que puede sufrir una persona en el momento en que un comportamiento entra en conflicto con sus creencias, produciendo una batalla constante entre los sentimientos instintivos y los preceptos o dogmas asimilados durante años. Daniel explicaba que ha querido profundizar en el concepto de la fe, desde un enfoque respetuoso y cuidando mucho su discurso, sin caer en la trampa de sentenciar a los personajes desde lamoralidad: “Una de mis intenciones absolutas era buscar el tono adecuado para no criticar mi religión demasiado y ser muy cuidadoso en mi manera de retratarla, sin aleccionar, para conseguir ofrecer una ventana a esta comunidad donde sea el espectador quien tenga que establecer sus propias conclusiones sobre lo que es moralmente correcto y lo que no lo es”.
Daniel considera que ha podido dotar la película de autenticidad, por su relación directa con ese mundo: “Mi intención principal era cuestionar la fe en la actualidad y reflexionar sobre por qué todavía existe gente capaz de luchar por sus creencias, en su camino hacia un mundo mejor. Es curioso lo visibles que son los testigos de Jehová: Están en las calles, llaman a tu puerta, pero casi nadie sabe cómo funcionan”.
Su bagaje artístico impregna su película con un cuidado estilo formal y dota de gran influencia plástica su composición cinematográfica. “Queríamos que tuviera un aspecto muy fotográfico”, explica Daniel, “que los fotogramas parecieran instantáneas, para reforzar el alma realista del relato. De ahí que se proyecte en formato 3:2, un encuadre casi panorámico”. En el plano narrativo, hubo un primer intento de articular el relato en forma de diarios de las protagonistas, uno de ellos, en forma de plegaria; pero esta idea fue pronto descartada para dar paso a otras soluciones narrativas y formales que pudiesen transmitir el mundo interno de los personajes. Mientras desarrollaba el guion, organizó unos talleres con niños de clase obrera en Manchester, para poder rodar algunas escenas con ellos, editarlas y testar sus soluciones narrativas. Estos talleres le ayudaron muchísimo a entender cómo tenía que rodar la película.
Daniel, que ya había rodado varios cortometrajes antes de Apostasy, reconoce que en parte ha conseguido filmar su opera prima porque no se rindió durante el largo proceso de búsqueda de ayudas para la producción. En aquellos momentos en los que podría haber llegado la desilusión o la tentación de abandonar el proyecto, él perseveró y pudo cumplir
su sueño: “Llevaba siglos deseando rodar un largometraje, y más en concreto éste, porque era un tema del que yo necesitaba hablar, por un lado, y por otro porque veía que nunca había sido retratado desde este enfoque”.
AMAIUR ARMESTO