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Tout là-haut es el primer largometraje de Serge Hazanavicius, en el que Bérénice Bejo (The Artist), Kev Adams y Vincent Elbaz componen el reparto principal. Un film de ficción que se inspira, en parte, en la vida de Marco Siffredi: sus primeras grandes gestas en el Macizo del Montblanc, o su llegada a la cumbre el día que se dispuso a hacer sueño realidad.
En esta película están presentes muchos de los lugares comunes del esquí y snowboard de alta montaña y del alpinismo: los amigos desparecidos en avalanchas, el snowboarder audaz, ignorante del peligro de la alta montaña, o la euforia de la cumbre. Serge Hazanavicious se atreve con un género muy difícil de abordar, y aprueba gracias a un especial cuidado de los aspectos técnicos, como la elección de las localizaciones en l Macizo del Montblanc y un nivel de riding a la altura de las circunstancias. Sabe reflejar la poesía y la magia de la montaña, la lucha interna entre lo que dice el sentido común y lo que grita el corazón, los sentimientos y sueños que comparten los que sienten la llamada de la montaña, y cómo se heredan, se contagian y se transfieren de una generación a otra.
Si bien Tout là-haut es una ficción, el objetivo de Scott (Kev Adams) es el mismo que el de Marco Siffredi, un snowboarder del valle de Chamonix desaparecido el 8 de septiembre de 2002 cuando descendía solo desde el Everest por el Couloir Hornbein, el santo grial del snowboard de alta montaña, un primer descenso con el que soñaba desde que sintió la llamada del techo del mundo. Marco creció en la cuna del alpinismo, en el seno de una familia de alpinistas. Su padre era guía de alta montaña y su hermano había muerto en una avalancha en Chamonix.
Tal vez por eso, aunque apenas hubiera umplido los 22 años el día anterior a su desaparición, ya había escrito su nombre en la historia del riding de alta montaña, deslizando con su tabla por la cara norte de l’Aiguille du Midi por el paso Mallory, o realizando un primer descenso en snowboard a través del codiciado Nant Blanc de l’Aiguille Verte, ambos descensos con pendientes de más de 50 grados. Como preparación para su objetivo en el Himalaya, Marco dejó su huella desde cumbres por encima de 6.000 metros como Tocilarajo en Perú, Huayna Potosí en Bolivia, o Dorje Lhakpa en Nepal, hasta llegar en el año 2000 a la sexta cumbre más alta del mundo, Cho Oyu (8.201 metros) y por fin al Everest en 2001, convirtiéndose en el primer snowboarder en descenderlo, vía el Couloir Norton.
ELENA GONZÁLES DE MURILLO