"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
Considerada una de las voces más singulares de la última gran hornada de cineastas argentinos, Anahí Berneri acude por tercera vez a la Sección Oficial del Festival. Los dos anteriores largometrajes que presentó en San Sebastián, Encarnación (2007) y Aire libre (2014), reflejaban conflictos vinculados a la clase media de su país. Sin embargo, con Alanis, la directora se sumerge en ambientes marginales ligados al mundo de la prostitución, si bien, como ocurría en sus anteriores largometrajes, su mirada omite juzgar la realidad que retrata: “Es cierto que esta es una película que no ofrece ninguna solución al espectador pero es que yo misma no sé qué solución demandaría una problemática como la que reflejamos en el film. Además, yo creo que como cineastas nuestro deber es incitar a la reflexión y no estar obsesionados por encontrar o mostrar la verdad. Cuando te adentras en una realidad que no es la tuya, esa obsesión puede conducirte a la demagogia”. No obstante, Berneri quiso dejar claro que “nuestro objetivo fue generar en el espectador una corriente de identificación hacia el personaje de Alanis porque entendíamos que ahí estaba la clave para que esta película funcionara, y lo hicimos alejándonos del cliché y de la victimización desde los que se suele representar a las prostitutas en el cine”.
La película, que tiene su punto de partida en un cortometraje, como se encargó de precisar la productora Laura Huberman, se benefició, en su proceso de escritura y realización, de la asesoría de muchas asociaciones de prostitutas y ex prostitutas que pusieron a la directora sobre la pista del tipo de historia que quería contar:“Ninguna mujer debería prostituirse por necesidad. Ahora bien, quienes eligen libremente ejercer esta profesión deberían contar con la protección del Estado como cualquier otro trabajador, pero los poderes públicos prefieren muchas veces mirar para otro lado. Se trata de una actividad perfectamente legal, pero sobre ella pesa un gran estigma. Esa contradicción es la que genera escenarios de marginalidad y explotación”.
Anahí Berneri reconoció que a la hora de rodar esta historia “quisimos alejarnos de esa idea de que el rostro es la única parte del cuerpo que transmite. Nosotros preferimos situar la ámara a la altura de los pechos de Alanis, de sus brazos. Mostrar un cuerpo con todas sus imperfecciones pienso que es de las cosas más hermosas que existen, hay mucha verdad cinematográfica en ello”. En este sentido, la cineasta agradeció la implicación de su actriz protagonista, Sofía Gala Castiglione, quien, a su vez, manifestó lo maravilloso que fue trabajar con intérpretes no profesionales y vecinos de los barrios donde grabaron la película: “Entre todos asumimos un compromiso conjunto que facilitó mucho la realización del film”.
JAIME IGLESIAS