La primera vez que vino al Festival, Emma Suárez era apenas una adolescente. Lo hizo para presentar Memorias de Leticia Valle, el primer largometraje que protagonizó: “Se proyectó en Zabaltegi –recuerda con una mirada iluminada de nostalgia– y desde entonces no sé ni las veces que he estado aquí. He vuelto de la mano de Imanol Uribe, de Isabel Coixet, de Pilar Miró, de Gutiérrez Aragón… Pero además del Festival me unen muchas cosas a esta tierra, rodajes, con Medem, con Gorka Merchán, algunos paseos inolvidables por la parte vieja con grandes amigos… Siempre digo que venir a San Sebastián es como regresar a casa”.
Le faltaba volver como jurado: “Hace años ya me lo ofrecieron, pero en aquellos momentos no estaba disponible en ningún sentido. Me podía la presión. Ahora, sin embargo, la presión es algo que me motiva”. La actriz asume el plus de responsabilidad que conlleva el valorar el trabajo de otros compañeros de profesión; sin embargo, para ella el hecho de ejercer de jurado “es una excusa para establecer un espacio de encuentro con personas de otras latitudes con los que comparto no solo un oficio sino también una pasión”. No obstante, Emma Suárez reconoce que a la hora de valorar una película pesa más su mirada de espectadora que su faceta profesional: “Me gusta dejarme sorprender y por eso valoro mucho aquellas películas que me dejan poso, que permanecen en mi memoria, horas, incluso días, después de que las haya visto, películas que te empujan a reflexionar, que te invitan a dialogar sobre ellas. Ese es el tipo de cine que más me interesa”.
La intérprete reconoce que siempre ha apostado por películas de riesgo realizadas por cineastas con una mirada bastante singular y que eso, a la larga, le ha reportado el estatus del que actualmente goza: “Ser actriz es una carrera de fondo. Hay que resistir y, sobre todo, tener confianza. Yo creo que esa es la clave. Igual estás un año sin trabajar y de repente te surgen, casi al mismo tiempo, cuatro, cinco proyectos apasionantes como me ha pasado a mí durante este último año”. Entre esos títulos se encuentran Julieta de Pedro Almodóvar y La próxima piel de Isaki Lacuesta e Isa Campos, largometrajes que le brindaron, de manera simultánea, el Goya a la mejor actriz y a la mejor actriz de reparto en la última edición de estos galardones: “Cuando haces una película y te empleas a fondo, siempre te queda la duda de si has dado lo mejor de ti. Los actores tenemos eso, que somos tremendamente inseguros y nos exigimosmucho, pero no creo que eso sea algo malo, al contrario, pienso que es justo lo que te hace crecer como intérprete. No obstante, siempre viene bien recabar la opinión de los demás sobre tu trabajo. En este sentido los premios son un refrendo”.
Al margen de su labor como jurado, Emma Suárez tendrá su cuota de protagonismo en esta edición del Zinemaldia en Horizontes Latinos, donde presentará, junto al director mexicano Michel Franco, Las hijas de Abril, su trabajo más reciente. El film le valió encendidos elogios durante el último Festival de Cannes, donde se presentó en la sección Un Certain Regard: “Se trata de uno de los papeles más complejos que hehecho a lo largo de mi carrera. Ha sido una experiencia intensa buscando, junto con Michel, los colores y el equilibrio de un personaje que resulta bastante desequilibrado. Él me dio mucha confianza. Es un director muy creativo que, eso sí, te exige al cien por cien”.