"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
Hay personas a las que parece que no les está permitido soñar. Personas aparentemente anodinas con una existencia insípida y un trabajo gris en un entorno cruel como el que procuran los muros de un matadero, un lugar donde se repite, a diario, un aséptico ritual de sacrificio ante la mirada indiferente e insensible de quienes lo ejecutan. En ese contexto pasa sus días Endre, el administrador del recinto, un hombre maduro, solitario, con una minusvalía física que renunció al amor hace mucho tiempo y que comienza a sentir una extraña empatía por los animales desde que, en sus sueños más íntimos, comienza a percibirse a sí mismo reencarnado en un ciervo. Su vida cambiará con la irrupción en escena de Maria, una joven introvertida contratada para sustituir a la persona encargada de llevar a cabo los controles de calidad sobre los productos cárnicos y que, desde el primer momento, hace gala de una diligencia profesional excesiva que despierta los recelos de sus compañeros.
Ambos personajes protagonizan On Body and Soul, la última película de la directora húngara Ildikó Enyedi, quien con su segundo largometraje, Az én XX. századom (1989), ya ganó la Cámara de Oro en Cannes. En esta ocasión Enyedi articula una narración de tintes tragicómicos que da un giro inesperado cuando estos dos seres afectados de misantropía se descubren compartiendo los mismos sueños a raíz de unas pruebas psiquiátricas a las que la empresa para la que trabajan somete a sus empleados, tras haber verificado el robo de un estimulante sexual para ganado. A partir de ese momento, tanto Endre como Maria, asustados pero espoleados por la curiosidad, intentan un acercamiento recíproco para recrear juntos, en la vida real, sus experiencias oníricas. El resultado es una historia tan desopilante como tierna, que se hizo con el Oso de Oro en la última Berlinale.
JAIME IGLESIAS