"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
Sorprende cómo Joseph Losey consiguió poner su impronta, y diseminar algunos de sus temas favoritos, desde sus primeras películas. Si en un su debut The Boy with Green Hair (1948) alertaba a través de una parábola de la deshumanización a gran escala y la necesidad de una conciencia social, en sus dos siguientes filmes, El forajido (1950) y El merodeador (1951), ya estaba analizando las diferencias de clases y de los abusos de poder de unas sobre otras; y también en el ámbito privado, en las relaciones entre el hombre y la mujer, con el deseo y el arribismo como tensiones peligrosas. Y todo ello desde la modesta producción de pequeños estudios.
El forajido comienza con los desmanes de unos jóvenes hacia otros, como luego ocurriría en The Big Night (1951). En esta ocasión son dos amigos de origen mexicano que trabajan en las afueras de una gran ciudad y que son atacados por unos chicos de clase alta cuando tienen un pequeño incidente con su destartalado vehículo. El enfrentamiento se multiplica durante una alegre fiesta de los inmigrantes en su entorno, que termina con uno de los mexicanos hiriendo involuntariamente a un agente de policía. El chico huye, la bola de la acusación y la persecución crece desmesuradamente; Losey, aunque se basó en una novela de Daniel Mainwaring, parece estar aludiendo ya al clima de linchamiento que estaba naciendo en esos momentos en la caza de brujas de la que fue una de las víctimas. El forajido destaca por el magnífico retrato que el cineasta hace de esa indefensión, de esas gentes, del acorralamiento de un ser inocente por un entorno hostil, y de cómo cuando elindividuo se convierte en masa y corre el fragor del linchamiento, las consecuencias pueden ser devastadoras. Ay del que defienda al perseguido; véase el papel del periodista en el tenso tramo final de la película, que Losey filma con algunos planos que parecen avanzar esa idea de las figuras en el paisaje de la muy posterior Caza humana (1970).
Otro represaliado en la caza de brujas, el escritor Dalton Trumbo, fue uno de los guionistas de El merodeador, una curiosa historia de seducción, dependencia y manipulación en distintas direcciones, entre un hombre y una mujer. Van Heflin es un policía aplicado que acude a una casa donde una mujer ha solicitado ayuda porque cree estar siendo observada por un desconocido. El policía busca excusas para volver a visitarla en las siguientes noches. Se iente atraído por ella, y por cierto misterio que emana de su infelicidad: está casada con un famoso locutor de radio que no está nunca en casa por las noches, aunque la presencia de su voz en la radio es un elemento inquietante que Losey utiliza muy bien para el progresivo enrarecimiento del juego de seducciones, que implicará un asesinato y una relación obsesiva y abusiva. Losey incluye de nuevo una huida, hacia un paraje desolado y con una situación extrema que, aunque acerca el argumento al terreno de lo fantasioso y la desmesura, logra un efecto inesperado de western negro y trágico. De trasfondo, el individuo trata de salir de su mediocridad y busca el triunfo a cualquier precio.
RICARDO ALDARONDO