"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
La familia es un film sobre la relación de un padre y su hijo. Una relación fría y distante al principio que, poco a poco, va evolucionando hasta que los personajes se nutren el uno del otro y se convierten en la familia a la que hace honor el título de la película. De hecho, el director del largo, Gustavo Rondón Córdova, decidió que la relación de los actores fuera el reflejo de la película: “Al padre y al chico apenas los presentamos para que hicieran una prueba, pero sin decirles que eran los protagonistas y, al filmar la película de una manera cronológica, los actores iban ganando confianza de la misma manera que ocurre en el film”. Para buscar la localización, Gustavo realizó un trabajo muy riguroso: “Buscábamos localizaciones reales”, nos cuenta. “Me interesaba mostrar cómo es Caracas, con sus contrastes, filmando en un barrio complicado”. Para ello tuvieron que acudir “al poder comunal y al extraoficial; hablar con los que mandan en la zona, a través de un intermediario, y así pudimos ir a ver la zona y explicarles de qué iba la película que queríamos grabar en su zona, en su día a día”. Lo que parecía una misión de riesgo acabó convirtiéndose en una bonita experiencia: “Acabaron arropándonos, abrazándonos. Pudimos hacer amigos allí. Fue una experiencia humana importante para nosotros; estos chicos se convirtieron en nuestra protección, generando un clima de confianza mutua que nos permitió grabar en localizaciones a las que no podría haber accedido”. Además, Gustavo nos cuenta que “nunca detuvimos la vida en las escenas donde había gente, queríamos mostrar la realidad tal y como era. Eso acarreaba algún que otro imprevisto en las escenas que había y muchas veces teníamos que volver a trabajarlas. Pero para mí era muy importante que los figurantes fueran gente de allí, de a pie”. El proceso de selección del actor que representaba al niño en la película fue especial. El directo quería “explotar el tema de los vínculos familiares y los conflictos que existen en estos círculos” y para ello necesitaba un niño todoterreno: “Fuimos convocando a más de 500 jóvenes y, después de seleccionar a algunos, hicimos un taller de 20, de donde saldría el actor principal y los demás serían los amigos del niño”. Éstos “pertenecían a clases necesitadas” y el taller de aprendizaje “sucedió durante las vacaciones escolares”, algo que agradecieron mucho los padres ya que mientras trabajaban “no tenían nada que hacer con ellos”. El “campamento” se realizó durante 6 semanas y los niños aprendieron técnicas de interpretación sin que Gustavo les contara que era el director, con el fin de que lo vieran como uno más. De ese taller salió Reggie Reyes, el joven actor de la película. Una vez seleccionado el protagonista, trasladaron el taller “a la zona donde grabamos y de ahí cogimos a los niños que salen en la primera escena”. La película se convierte así en una experiencia de aprendizaje para jóvenes que nunca antes habían sentido el cine tan de cerca.
MARÍA ARANDA