"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
A Javier Porta Fouz se le detecta enseguida la pasión cuando habla de cine. Él se ha formado en las salas y cinetecas, y lleva ya casi 20 años dedicado a escribir sobre el séptimo arte y todo lo que lo rodea, además de trabajar como programador en el BAFICI, del que es director artístico desde el año pasado. Por eso, es lógico el entusiasmo que demuestra cuando debate sobre la coyuntura de la industria cinematográfica, el rol de los festivales, las propuestas que están ofreciendo los directores noveles, o lo que más valora él cuando ve una película.
Porta Fouz es miembro del jurado del Premio Nuev@s Realizador@s, algo que se antoja muy apropiado para una persona que lleva muchos años atento al cine de realizadores debutantes. Para él, un premio a un nuevo director es un apoyo importante, es muy positivo, pero representa “sólo una gota en el océano”. Esto lo manifiesta porque hay síntomas en el mercado cinematográfico que no le invitan al optimismo. “Los festivales de cine representan el único momento en el que la cartelera es diversa. Cada vez se separan más las aguas de los festivales de las de la cartelera”, reconoce Fouz. Esa situación es la que le lleva a lanzar la propuesta de que es necesario reflexionar sobre “la conexión entre estos eventos y lo que llega a las salas”.
Dentro del cine de directores debutantes, ahora mismo Fouz percibe que las mejores propuestas están llegando por parte de mujeres, y destaca el caso de Carla Simón y Estiu 1993. Con todo, tanto ellos como ellas no lo tienen fácil. “Los nuevos directores sienten que están haciendo sus películas cada vez para menos gente. Lo tienen interiorizado con resignación”,continúa. Por eso para él es tan importante que en sus obras sean capaces de demostrar su personalidad. Es a lo que él se refiere como la diferencia entre lo que significa filmar una película o firmarla.
“Un director puede filmar muy bien, pero luego no saber firmar. Lo que marca esa diferencia es el deseo. Se firma con el deseo”. Esta sentencia determina lo que es importante para Porta Fouz a la hora de juzgar la película de un nuevo director. “En la película de un nuevo director me importan menos los defectos de la misma que el hecho de que sea capaz de detectar la semilla de una nueva personalidad”. Él busca una firma que lo identifique, una mirada diferente, que haya decisión, que no escriba lo que otros ya han escrito, o que sea capaz de no ajustarse a los moldes que se supone que marca el mercado. “Eso es una escritura cinematográfica nacida del deseo”, apunta.
“Al final lo que busco es que me interese ver su próxima película”, concluye.
GONZALO GARCIA CHASCO