"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
A Gustavo Salmerón no deja de sorprenderle que un retrato tan íntimo como el que ofrece en Muchos hijos, un Mono y un Castillo –que es el de su propia familia–, esté generando tanta adhesión y empatía en audiencias tan dispares: “Cuando lo presentamos en Karlovy Vary, donde nos dieron el premio al mejor documental, la reacción del público fue tan extrema que no se pudieron oír bien algunos diálogos. Lo mismo nos sucedió en Toronto”. El film llega a San Sebastián como parte de la sección Zabaltegi-Tabakalera y su curioso título se explica atendiendo a los tres deseos vitales de la madre del director, verdadera protagonista de la película: “La primera vez que filmé a mi madre fue hace catorce años y me quedé sorprendido al comprobar su capacidad expresiva. Transmitía mucha verdad pero, a la vez, autenticidad y frescura. Enseguida supe que en ella había una película”. Y aunque ella es la que acapara de manera preferente la atención del espectador con su arrolladora personalidad y su desparpajo, sería injusto no destacar la implicación del padre y de los hermanos de Gustavo Salmerón en el proyecto: “En mi familia no tenemos pudor ante la cámara. Desde pequeños nos hemos disfrazado, hemos hecho teatro familiar y películas caseras, así que el rodaje de este documental lo hemos asumido como algo natural”.
Actor de largo recorrido con alguna experiencia previa detrás de la cámara, Gustavo Salmerón quiso incorporar este bagaje a la realización de Muchos hijos, un Mono y un Castillo: “Más que un documental quería que fuese una gran comedia sobre la vida. Mi intención era construir un retrato que, a su vez, encerrase un relato. Por eso incorporé tramas como la de la búsqueda de las vértebras de mi bisabuela, una vez supe que mi madre las tenía guardadas en algún rincón de la casa, o la del desmantelamiento del castillo por parte de todos los miembros de mi familia”. A pesar de acudir a este tipo de estrategias de representación propias del cine de ficción, Salmerón asegura que no hubo trabajo de guion previo y que “la película se fue escribiendo en la sala de montaje”.
EL SECRETO DE VIVIR
Por otra parte, el director confiesa que, a través de la figura de su madre, ha querido rendir homenaje a “toda esa generación de españoles que, tras crecer en medio del horror, reunió la energía necesaria para sacar adelante a sus hijos. Una generación muy fuerte con un gran instinto de supervivencia desarrollado, en parte, gracias a un sentido del humor muy acusado que les permitió relativizar las tragedias e ir tirando para adelante. Solo así se entiende que, pese a las circunstancias que les tocó vivir, sea una generación mucho menos depresiva que las que han venido después”. En este sentido Salmerón comenta que, con su película, le gustaría trasladar al público la idea de que “la vida hay que atravesarla sin temor ni expectativas, disfrutar el día a día y hacerlo pisando fuerte, no pasando de puntillas”.
JAIME IGLESIAS