"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
Fue rodando La herida (película que le valió hace cuatro años el Premio Especial del Jurado en el Festival y que reportó a su protagonista, Marián Álvarez, la Concha de Plata a la Mejor Actriz), cuando cayó en manos de Fernando Franco “Morir”, una novela corta del escritor austriaco Arthur Schnitzler. “Enseguida intuí que ahí había material para contar una buena historia. Lo curioso es que en la medida en que fui desarrollando el guion, primero solo y después con Coral Cruz, nos fuimos alejando de la novela”.
La película cuenta la mutación que experimenta la relación de una joven pareja, Luis y Marta, cuando él le confiesa a ella que padece una enfermedad terminal. A partir de ahí la convivencia entre ambos se va convirtiendo en un tormento progresivo. Los tics egoístas de Luis, que se siente legitimado en sus exigencias por una agonía prolongada, contrastan con el sentimiento de culpabilidad de Marta, que se debate entre la entrega más abnegada a su pareja y la necesidad de encauzar su vida. “Vivir una enfermedad así te modifica –comentó Andrés Gertrudix, encargado de interpretar a Luis–. La relación que tienes con tu pareja, por fuerza, se resiente: los celos y el dolor se acentúan”. Fernando Franco, por su parte, manifestó que “el amor tiene muchas caras, de él pueden salir cosas preciosas y otras malas y fue justamente esa ambigüedad la que me interesó de la novela”.
En este sentido, el cineasta reivindicó el uso de las elipsis para marcar los tiempos del relato y dejar huecos en la narración que impliquen al espectador: “La materia prima del cine es el tiempo y esta película narra un proceso en marcha. Pero no queríamos ser enunciativos y por eso nos parecía importante ilustrar el paso del tiempo a partir de la transformación física de Luis y de las miradas de Marta”.
UNA PREPARACIÓN MINUCIOSA
Por su parte, los dos actores protagonistas negaron que, pese al tema que aborda la película, el rodaje de la misma fuera un trabajo duro. “Con Fernando ensayamos muchísimo – apuntó Marián Álvarez–. Es un proceso que se prolonga bastante en el tiempo, sobre todo porque él siempre concibe los ensayos como algo vivo, abierto a cualquier tipo de sugerencias. Con lo cual luego, en el set de rodaje, se trata de llegar y clavarlo aunque también es verdad que esa querencia de Fernando por el plano secuencia es algo que al actor le da un margen de libertad muy grande. Para mí es el proceso perfecto”. Andrés Gertrudix, por su parte, manifestó que para él “los rodajes duros son aquellos en los que las cosas no están claras pero en el caso de Fernando es todo lo contrario”. En ese proceso de preparación Fernando Franco se documentó exhaustivamente: “Cuando trabajas con un material así de sensible te sientes obligado a pensar mucho en la recepción que tendrá la película entre aquellas personas que han pasado por una situación similar a la que evocas. Yo hablé con muchos médicos y también con asociaciones de pacientes. Quise ser muy riguroso y trabajar desde la contención. No me apetecía hacer de esta historia un melodrama”.
JAIME IGLESIAS