"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
El 13 de mayo de 1963 aparecía en el periódico londinense Evening Standard la primera tira de Modesty Blaise, un personaje de cómic nacido en esencia como réplica femenina a James Bond. Aquella aventura inicial de la expeditiva agente secreta, anteriormente líder de una organización criminal, se tituló “La Machine”. La creación de Peter O’Donnell (guion) y Jim Hol- daway (dibujo) fue un éxito inmediato gracias a los relatos ingeniosos del primero y las ilustraciones angulosas, los encuadres cinematográficos y el uso de las manchas negras sobre blanco del segundo. Holdaway dibujó la serie durante más de dos mil tiras, dejando inacabada la historia titulada “Los caballeros de la guerra del Fénix”: Murió de un ataque al corazón en 1970, a los cuarenta y dos años, siendo sustituido sucesivamente por los dibujantes Enric Badia Romero, John Burns, Patrick Wright y Neville Colvin.
En la primera tira se ve a dos característicos gentlemen británicos llegar a un apartamento de lujo con vistas a Hyde Park. Hablan de Modesty sin citarla. Uno dice que se estima que la fortuna personal de la joven ronda el medio millón de libras. El otro, Sir Gerald Tarrant, miembro de la inteligencia británica, contesta: “Vaya… una mujer inmoral con más valor que los rubíes”. En las siguientes viñetas, Modesty se deshace por la vía rápida de su amante ocasional ante los atónitos ojos de los dos caballeros. Atónitos pero satisfechos: Modesty representa lo que están buscando.
El ayudante de Sir Gerald lee el iforme personal sobre Modesty: 26 años, 1’70 de estatura, 55 kilos de peso, cabello negro, ojos castaños, rasgos euroasiáticos y habla distintos idio- mas. Con la actriz que la interpreta en la película de Joseph Losey solo coincide en la estatura y en la capacidad para hablar distintas lenguas: la italiana Monica Vitti, entonces la gran actriz de la modernidad cinematográfica gracias a sus trabajos con Michelangelo Antonioni (La aventura, La noche, El eclipse y El desierto rojo), tenía casi treinta y cinco años cuando se transmutó en Modesty, era menos delgada, su pelo es rubio miel, los ojos verdosos y sombreados y, a pesar de tenerlos algo rasgados, no pasaría por euroasiática.
Losey contó con una auténtica locura de guión de Evan Jones, la exultante complicidad de Vitti, los colores saturados de la fotografía de Jack Hildyar y un atrevido diseño de pro- ducción de Richard Macdonald para convertir a Modesty en la protagonista de una aventura excéntrica, futurista, sofisticada, camp, pop, kitsch y sicodélica. Un coctel visual y narrativo sin duda explosivo que en su reflejo de la serie Bond está mucho más cerca de la paródica Casino Royale, realizada justo un año después, que de los filmes con Sean Connery. “Sabe mucho de su oficio y también es la amante perfecta”. De este modo se define a Modesty en la canción de los títulos de crédito. Cobra sus honorarios en francos suizos: Los superagentes también evaden impueStos. Es capaz de cambiar de atuendo en un mismo plano. Su colaborador (Terence Stamp) tiene una viñeta del cómic original enmarcada en su apartamento. El villano de pelo plateado (Dirk Bogarde) pide lastimosamente champán cuando es torturado en pleno desierto. Losey hizo trizas el hipotético realismo de la obra de O’Donnell y Holdaway e inventó el pastiche del relato de espionaje.