"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
Medea, la mujer de los relatos de Eurípides, era una mujer fatal. En el largometraje de Alexandra Latishev, que adopta el nombre de dicho ser mitológico, su protagonista, sin ser detestable, también remueve nuestra conciencia transgrediendo los roles de la mujer. La premisa para construir a María José fue crear “un personaje que viviera en un cuerpo que no fuera suyo”, nos cuenta Alexandra.
La película trata la historia de una joven universitaria embarazada que mantiene en secreto su estado e intenta seguir con una vida “normal”.
El embarazo juvenil es un tema que a Alexandra, como mujer, le interesaba mucho. Quizás porque en su país, Costa Rica, el aborto es ilegal, además de ser un tema tabú: “Nuestro estado es católico; a ese nivel estamos” explica. No obstante, no es una película panfleto. Simplemente pone en evidencia “una situación que podría ser incluso cotidiana”. En ese día a día de María José aparece Javier, que ameniza su vida y “aligera el hilo principal de su conflicto” porque, prosigue: “Nuestra vida no siempre es oscura”. Además, para Alexandra, Javier era imprescindible de cara a “ilustrar la posición masculina en este tipo de casos, ya que muchas veces viven en una negación colectiva y nadie quiere tener que ver con eso”.
El proceso entero para “dar a luz” la película fue de 4 años, un largo período que supuso llegar hasta el fondo del asunto y salir ileso. Por eso, para su directora estar aquí es “un premio orque implica cerrar un ciclo”. Sobre proyectar la película en público en Cine en Construcción Alexandra confiesa que “fue un ejercicio muy duro aunque una oportunidad increíble: chocante pero muy provechoso”. Medea es la aportación que Alexandra ha querido hacer a la sociedad: “No puedo salvar el mundo, ni lo voy a cambiar, pero desde las herramientas que manejo puedo ponerlo en evidencia y esta es la contribución que hago desde mi lenguaje”. Pero no sólo eso, la película llegará allá donde más la necesitan: “La mostraremos en las comunidades más rurales de Costa Rica, espacios donde el cine ni siquiera es accesible para sus habitantes”. Diríamos que es una bonita manera de salvar el mundo.
MARÍA ARANDA