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Un hecho violento ocurrido en Grecia en 2010 en plena crisis económica fue la razón que llevó a Alexandros Avranas a escribir y dirigir Love Me Not, película que se estrenó ayer en la Sección Oficial. “A través de ella he querido hablar de ética”, expresaba el realizador al término de la proyección. En opinión de Avranas, la difícil situación económica actual ha llevado a personas de todas las clases sociales a tomar decisiones éticamente cuestionables tal y como hacen los personajes de su largometraje.
La contratación de un vientre de alquiler por parte de una familia acomodada es el punto de partida de su trabajo. “Es un tema candente que me genera ciertas dudas morales”, afirmó. “Creo que es un síntoma del egoísmo de nuestra sociedad. En esa situación, la embarazada ejerce poder sobre la pareja que quiere tener un bebé y la pareja ejerce poder en la embarazada por su dinero”. Para el realizador griego el éxito de los vientres de alquiler se debe a que “hoy en día creemos que tenemos derecho a todo y no siempre es así”.
Según Avranas, vivimos en medio de una auténtica crisis de valores. “El término ‘revolución’ ya no existe. La gente no busca cambiar el mundo, la gente solo mira por sí mismo”, dijo. Ese pesimismo del que el director hizo gala constantemente en la rueda de prensa queda reflejado también en su película, cuyos personajes no paran de cometer actos atroces y violentos a lo largo del metraje.
Como suele ser habitual en este tipo de películas de tanta crudeza, no todos los asistentes a la proyección se quedaron hasta el final. “No es algo que he buscado. Mi intención es dejar una marca en el espectador y no me interesa que se vaya. Ya sé que hay ciertas escenas que son difíciles de aceptar, pero pienso que esta sociedad necesita ver cosas duras porque debe reaccionar”, expresó el director.
Las vejaciones tanto físicas como psicológicas que la protagonista del film recibe en la última parte de la película son las que provocaron mayor impacto en el público. A pesar de ello, esas escenas no fueron las más difíciles de interpretar para su actriz Eleni Roussinou: “Reconozco que no fue agradable rodarlas, pero considero que a nivel de interpretación lo más difícil es la primera parte en la que tengo que mostrar la hipocresía del personaje y sus zonas grises”.
IKER BERGARA