"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
Una conversación en un coche fue el desencadenante que convirtió La novia del desierto en una realidad. Precisamente en un vehículo es donde transcurre parte del largo de Cecilia Atán y Valeria Pivato; un film escrito a cuatro manos, mezcla de road movie y western, que cuenta la historia de Teresa y Gringo, dos personas que pertenecen a dos mundos dispares.
Teresa, protagonizada por Paulina García, inicia un viaje por el desierto en contra de su voluntad para recuperar la bolsa de viaje que olvidó en una furgoneta de un mercadillo. Para encontrarla, necesitará la ayuda del entrañable Gringo (Claudio Rissi), conductor de la furgoneta, que la llevará a aquellos lugares donde podría estar. Teresa se mostrará inquieta durante el trayecto: la esperan en una nueva casa donde servirá a una nueva familia. Pero pasa el tiempo y el motivo del viaje se desvanece. La relación entre el campechano Gringo y la tímida Teresa que, poco a poco, va mostrándose tal y como es, se vuelve más cercana y aquél bolso que inicia el viaje se convierte en un símbolo de su pasado del que se tiene que despojar para forjar su futuro. La hospitalidad y servidumbre de Gringo desconciertan a Teresa, que pasa de servir a ser servida, un factor clave para entender la profundidad del mensaje que quieren transmitir las directoras: “Teresa encuentra en los personajes que van cruzándose en su camino los oasis que necesita para llenarse de vida” nos cuentan.
El rodaje de la película, llevado a cabo con dos directoras, podría haber sido difícil de cuadrar. “Lo lógico hubiera sido optar por la opción clásica: una dirige a actores y otra se centra en los encuadres” añade Valeria. No obstante, la dirección fue tan rodada que Paulina García confiesa que “sentía que eran la misma persona”. Es probable que este sea uno de los motivos por los cuáles pronto nos deleitarán con otra película dirigida por ambas.
MARÍA ARANDA