"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
Gilles Coulier es director, productor, guionista y socio y cofundador de la productora belga De Wereldvrede. Presenta hoy, en el marco de la sección Nuev@s Director@s, su ópera prima Cargo, en la que nos adentra en una ficción aparentemente sencilla en torno a una familia de pescadores del Mar del Norte. Empezó a desarrollar esta historia hace ocho años, pero quiso esperar hasta tener cierta experiencia como director y un grado de madurez mayor antes de lanzarse de lleno a este proyecto. Había varias preguntas clave para las que necesitaba encontrar respuestas, como qué tipo de director quería ser, o qué quería darle al público en sus trabajos, por lo que empezó a hacer cortometrajes a modo de campo de pruebas en el que poder definir su firma y encontrar su propia voz. Fruto de esa decisión llegaron Iceland (2009), Paroles (2010) y Mont Blanc (2012) –que compitió en la sección oficial de cortometrajes del Festival de Cannes– y una serie para la televisión belga.
Gilles tenía claro que quería hacer una película sobre la comunicación, y más en particular, sobre la represión de la expresividad emocional entre hombres de una misma familia, que quieren quererse y cuidarse pero no saben cómo. Algo que él conoce muy bien ya que en su casa siempre fueron tres chicos. Al mismo tiempo, le interesaba ahondar también en los estragos de una paternidad muy dominante que deja cicatrices en sus hijos adultos incluso tras su ausencia.
Para todas estas historias que quería tener presentes en la película, Gilles necesitaba crear un mundo lleno de tradiciones, de generaciones, de vínculos familiares fuertes, y encontró en el mundo de los pescadores el contexto idóneo: un modelo de vida en vías de desaparición y, por tanto, paralelismo perfecto para la familia que él quería retratar. El perfil eminentemente masculino y duro de dicho gremio reforzaba la atmósfera que él buscaba para su relato: “Cada vez que incluíamos un personaje femenino en el guion, los problemas de incomunicación se solucionaban. Fue ahí que entendí que debíamos ceñirnos a recrear un espacio con una masculinidad fuerte”.
Uno de los retos más difíciles que le planteaba este largometraje era encontrar la manera de conseguir la empatía de la audiencia con el personaje rudo y hermético de Jean. “Tuvimos que pensar mucho como conseguir ese efecto, porque yo sí que quería provocar emociones en el público, pero no en mis personajes”. Con ese objetivo, Gilles desarrolló en paralelo “todas las películas posibles” con estos tres hermanos para poder conocerlos mejor y entenderlos a la perfección. Este método le permitió elegir a Jean como hilo conductor de la historia y a partir de ese momento le resultó mucho más sencillo reconocer qué debía revelar del resto de personaje y qué parte de sus vidas no eran necesarias para conseguir su film. “Quería hacer una película que fuese muy pura, en la que no se dijeran demasiadas cosas, pero tampoco demasiado pocas”.
En Cargo su director plantea un debate moral en torno a las reacciones de cada hermano, cuando se encuentran en situaciones que son consecuencia directa o indirecta de sus decisiones. “A menudo la gente que comete errores, simplemente tomó una mala elección. Nadie puede saber cómo reaccionaría si se encontrase atrapado en una situación límite”.