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Recordaba Olivier Nakache, el codirector de Le sens de la fête / C’est la vie!, eso que decía Billy Wilder de que cuando estaba triste escribía una comedia. Eso es lo que han querido hacer Eric Toledano y él ahora, en un momento en el que el mundo está padeciendo demasiadas tragedias. También es el género en el que se desenvuelven mejor, fieles a un estilo de humor no exento generalmente de apuntes de cierta tristeza. “Nosotros vemos la película como una comedia dramática, o como un drama cómico”, indican los autores.
Todo eso se transmitía en aquella Intocable que les supuso un recordado éxito en su proyección de San Sebastián, y son nuevamente los ingredientes que encontramos en esta Le sens de la fête / C’est la vie! Pero mientras allí los directores franceses se centraban sobre todo en una pareja de protagonistas, en esta película que presentan a concurso por la Concha de Oro en el Zinemaldia, recrean todo un universo coral de personajes, aunque liderados por el excelente actor Jean-Pierre Bacri, uno de los más respetados de Francia. Además, según los directores Toledano y Nakache, el actor contribuyó activamente en el guion y diálogos de la película.
Un reparto coral que los directores manejan a ritmo ágil por el espacio de un castillo del siglo XVII. “El ritmo es rápido, como corresponde a una comedia de este tipo, pero a veces Se ralentiza, entra en momentos incluso oníricos o líricos, para volver a acelerarse. Nos interesaba jugar mucho con el ritmo, como lo hace el jazz, que tiene un ritmo especial. De hecho, nos lo planteamos como si la película fuera un fragmento de jazz”, explican Toledano y Nakache.
El film se centra en un una única jornada durante la celebración de una boda que la pareja de novios decide ambientar en el citado catillo, solicitando que el servicio de catering vaya vestido con ropa de época, entre otros caprichos. Y es precisamente ese equipo de catering el que adquiere el verdadero protagonismo de la historia, y no los invitados. Tomando como hilo conductor al personaje de Bacri, director de la empresa, el espectador asiste a las venturas y desventuras del grupo de trabajadores a lo largo de una jornada laboral que, como era de esperar, dista mucho de salir perfecta.
Para los directores, el interés principal era centrarse en quienes trabajan, en describir un ambiente laboral, acercándose a las personas y sus problemas, pero siempre con humor y ese sentido de la fraternidad que caracteriza sus filmes. “Queríamos ofrecer una fotografía de la sociedad francesa desde el mundo del trabajo”, proclaman, y es que la presencia del elemento multicultural y la diversidad de tipologías humanas están también muy presentes en la historia. “Nos gusta mezclar”, sentencian.
Al final, Toledano y Nakache lo que hacen es emplear la comedia para observar una sociedad diversa que a menudo siente la necesidad de tapar sus desgracias bajo la protección del humor. “El contexto de una boda es idóneo para hacer comedia, pero en realidad, lo que más nos interesaba a nosotros es el sentido de la fiesta y la celebración incluso en tiempos tan difíciles”.
GONZALO GARCÍA CHASCO