"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
Flamante ganador de la Palma de Oro en Cannes, Ruben Östlund ha regresado a Tabakalera (espacio que le dedicó una amplia retrospectiva hace un par de años) para inaugurarlas proyecciones de Zabaltegi con The Square, el film que le valió la máxima distinción del certamen francés por parte de un jurado presidido por Pedro Almodóvar: “Él me comentó que mi película reflejaba la cara másinfernal de la corrección política. Me pareció una opinión bastante respetable pero no estoy de acuerdo con él”, comenta el director sueco a propósitode los límites de la tolerancia, uno de los muchos temas que alimentan su nueva película. The Square es na desopilante reflexión sobre las contradicciones que atesora el modelo de pensamiento sobre el que se fraguó el llamado Estado del bienestar: “La base de ese modelo es la capacidad que tenemos cada uno de nosotros para confiar en los demás, en el grupo. En Suecia esa confianza s alta, al menos si hacemos caso de las estadísticas, pero yo creo que se trata de una actitud que hay que cultivar diariamente. El problema es que cuando ese consenso presenta una mínima grieta, las cosas se sacan de quicio enseguida: cualquier mínimo atisbo de desconfianza nos conduce a la paranoia”.
Para plantear este conflicto, Östlund se sirve de la figura del director de un museo de arte contemporáneo cuya actitud vital se revela incoherente respecto de sus motivaciones como curador: “El problema de muchos museos es que viven de espaldas a la realidad. Las obras que albergan entre sus muros no tienen ninguna conexión con lo que ocurre fuera de éstos. Los museos, actualmente, son lugares que se limitan a exponer piezas de coleccionismo cuando lo cierto es que deberían ser espacios abiertos al debate de cuestiones sociales importantes”. Dicho esto, el cineasta confiesa que “la historia que cuento en The Square bien podía haber estado ambientada en el mundo delcine porque en esta profesión también afloran este tipo de conflictos”.
Ruben Östlund confiesa que como director le atraen “las reacciones de la gente ante situaciones de ruptura el contrato social. Me gusta explorar los patrones de comportamiento que se dan cuando a uno le hacen sentirse incómodo”. Eso justificaría una de las escenas más celebradas de The Square, donde se muestra la tensión de los asistentes a una cena de gala ante una performance con la que se sienten agredidos. “Lo más divertido fue ver el efecto que tenía esa escena en Cannes ante una audiencia de espectadores ataviados con smoking que se asemejaba bastante a los protagonistas de dicha secuencia”, comenta el cineasta antes de hablar de la satisfacción que le produjo triunfar en el festival francés: “Lo bueno que tiene Cannes es que dispensa el mismo trato a un mainstream hollywoodiense que a una pequeña película iraní y que lo hace atendiendo a criterios de calidad y no tanto al impacto mediático”.
JAIME IGLESIAS