Marialy Rivas ha visitado el Festival n varias ocasiones. Su ópera prima, Joven & Alocada, formó parte de Cine en Construcción 20 en 2011, un programa que es todo un regalo, según recuerda Marialy, ya que permite tomar la temperatura de la impresión que causa la película en profesionales de la industria cuando aún no está acabada. Tras estrenarse en Sundance en 2012, fue seleccionada para participar ese mismo año en Horizontes Latinos. Marialy volvió años más tarde a San Sebastián para participar en Cine en Construcción 28 con una versión de Princesita en la que aún faltaban escenas por rodar. Hoy acaba ese largo recorrido con el estreno de la versión definitiva en la sección Nuev@s Director@s.
Princesita empezó a gestarse en 2012. Aquel año en el que, según algunos, el mundo se terminaba. Cuando Marialy tuvo acceso a unanoticia sobre una familia que aseguraba que su hija iba a dar a luz un Salvador que evitaría el fin mundo, le impactó tanto, que de ahí arrancó la génesis de esta película: Tamara, una niña de doce años, recibe la misión de tener un hijo santo con el carismático Miguel, líder de un culto, cuanto tenga su primera regla.
Marialy, que repite colaboración con Camila Gutiérrez para la escritura del guion, explica que busca personajes fuertes de manera determinada: “Porque creo que todos los seres humanos estamos sujetos al adoctrinamiento o ideas exógenas a nuestra vida y el único camino es poder despojarnos y buscar lo que uno mismo quiere para su vida”. Algo que se vuelve aún más necesario en el caso de los personajes femeninos, y por ende, el de Tamara. Dice la directora que “esta película habla en una capa más profunda de la identidad femenina, siempre reprimida y dirigida por una masculinidad tóxica”. En la película asistimos al despertar de Tamara, que recupera el control de su vida. Más allá de lo traumático y doloroso que pueda ser, Marialy ve una metáfora aquí de todas las mujeres que se van haciendo cargo de su vida, a pesar de todo.
Marialy fue encontrando el tono de la película conforme profundizó en la investigación sobre menores abusados. Al entender que están aterrados, que no comunican lo que les pasa porque el adulto que tienen encima los mantiene entre seducidos y aterrados, y que con frecuencia no entienden que las cosas que les suceden están mal, por falta referentes, llegó claramente la certeza de que el personaje de Tamara debía ser una niña muy callada con un alto mundo interior. “A mí me pasa que yo soy una persona que tengo un diálogo con mi cabeza constante, quizá por eso me es más natural onstruir personajes ensimismados y que conversen mucho consigo mismos”. Algo que en este caso era particularmente necesario, ya que normalmente no pueden expresar lo que les pasa porque están anulados por el abusador: “Por lo general, quienes pasan por situaciones similares empiezan a entender lo que les pasa en un proceso muy emocional, onírico, muy personal”.
Cuando empezó a construir la historia, al principio pensaba en una niña rebelde que triunfa contra la masculinidad opresora, pero enseguida Marialy entendió que en el núcleo había algo mucho más complejo como es el abuso a menores. Estuvo investigando, y es ahí cuando afloró el factor de la seducción, de que los hacen creer que ellos también los quieren. Normalmente estos grupos viven en los límites de lo ambiguo, y es habitual que sus miembros corten las relaciones con las familias biológicas. En la película aparece una presencia femenina ambigua, que en parte responde a la figura materna, de manera que no sabemos si el líder es el padre o no de la niña. Muchos matices importantes de la película fueron elementos que fueron apareciendo en el mismo rodaje. Nos decía Marialy, que como mujer sentía que la intuición es mucho más fuerte que la racionalidad y que muchas decisiones tomadas en el set de manera intuitiva resultaron esenciales para que la película sea tal y como es hoy.
AMAIUR ARMESTO