"Z365" o "Festival todo el año" es la nueva apuesta estratégica del Festival en la que confluyen la búsqueda, el acompañamiento y el desarrollo de nuevos talentos (Ikusmira Berriak, Nest); la formación y la transmisión de conocimientos de cine (Elías Querejeta Zine Eskola, Zinemaldia + Plus, Diálogos de cineastas); y la investigación, la divulgación y el pensamiento cinematográfico (el proyecto Z70, Pensamiento y debate, Investigación y publicaciones).
Seymour Nebenzel, productor de M, el vampiro de Düsseldorf (1931), de Fritz Lang, también migró a Estados Unidos previa escala en Francia, donde produjo algunos films de su primo Robert Siodmak. En 1951, Nebenzel convenció a un todavía principiante Joseph Losey para que rodara una nueva versión del clásico de Lang, fiel al original. Buen cumplidor, Losey fue fiel no sólo al argumento, sino a buena parte de la planificación, como el asesinato de la niña sugerido en tres planos esenciales: la esa preparada para la comida, un globo en el aire, una pelota rodando. Si la película de Lang tomaba el pulso a la desvanecida moral de la Alemania de entreguerras, la de Losey, cineasta tan pesimista como el vienés, trasladó el mismo clima a esa América paranoica (hay una alusión al comunismo en una declaración de testigos) que, en breve, acabaría con su carrera en aquel continente. Su M es un thriller inmaculado, conciso, admirablemente apoyado en infalibles actores de carácter (Howard Da Silva, David Wayne, Raymond Burr, Luther Adler, Steve Brodie, Jim Backus…) y de una fluidez brillante, cuya puesta en escena recorre escenarios reales con una predilección singular por la verticalidad: el funicular, la escalera contemplada en picado, una calle empinada o los ascensoresde ese incomparable interior delBradbury Building de Los Ángeles, espacio que hemos visto docenas de veces, de Chinatown (1974) a Lobo (1995) pasando por Blade Runner (1982), y del que Losey extrae un óptimo partido dramático.
JORDI BATLLE CAMINAL