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Cuando en el año 2010 el director Bertrand Bonello comenzó a escribir Nocturama, todavía faltaban cinco años para que los atentados de París conmocionaran a la opinión pública en todo el mundo. Hoy, en cambio, resulta tentador establecer una relación entre los mismos y la historia que narra en su película presentada ayer en la Sección Oficial del Zinemaldia.
Nocturama es la crónica de la jornada en la que unos jóvenes de entre tan sólo 18 y 21 años ejecutan meticulosamente un atentado en la capital francesa. Sin embargo, Bonello aclara que no existe ninguna relación entre el terrorismo de ISIS y una historia que en realidad empezó a escribir mucho tiempo antes de los atentados de París. Resultó patente por las preguntas de los periodistas en la rueda de prensa de ayer que la actualidad ha infl uido inevitablemente en el modo en el que el público ve la película, pero es que, como dice el realizador, “la relación entre realidad y ficción es delicada”.
“Las fuentes están en otro lugar”, advierte Bonello. El suyo es un relato no tanto de terrorismo como de insurrección imposible; un relato construido como “una tragedia griega en la que el destino es más fuerte que la utopía”. Para el director, es bastante lógico que la sociedad francesa necesite un tiempo para asimilar la tragedia sufrida tan recientemente, pero “eso no es malo: es bueno tener tiempo para la reflexión”.
PREGUNTAS SIN RESPUESTAS
Incitar a la reflexión es precisamente lo que busca esta película que deja muchas preguntas abiertas. Los personajes se defi nen por las acciones que llevan a cabo, y no se llega a explicar en profundidad las razones que conducen a ese grupo de jóvenes a hacer lo que hacen. “Prefiero situarme inmediatamente en la acción. Me he aferrado a la idea de permanecer pegado a mis personajes y su punto de vista. Ver del mismo modo que ven ellos. Sentir como se sienten”.
Por eso, Nocturama no da muchas respuestas, porque al director de Saint Laurent (2014) no le interesa el hecho de dar respuestas ni de posicionarse. Eso lo deja en manos del espectador. Además, “hay cosas que no hace falta explicar porque sencillamente son irracionales”.
Ante todo, Bonello aspira a un cine principalmente sensitivo, porque mientras los contenidos quedan abiertos, el formato y las formas de narrar son muy importantes en este largometraje, así como la música empleada, tanto la partitura original como las canciones que se van escuchando a lo largo del metraje. Para el director galo, músico de formación, la música es una parte esencial de la escritura del guion, tiene un efecto narrativo muy poderoso, y es un medio para acercarse a los personajes y las sensaciones que experimentan.
Por otro lado, hay que tener en cuenta que más allá de la meticulosa narración temporal de la ejecución del atentado, la película otorga también un espacio muy importante a lo que acontece inmediatamente después, cuando el grupo se esconde en un gran centro comercial. Asistir a las reacciones dentro del contexto de todo un símbolo del consumo contemporáneo por parte de unos personajes apenas adultos que atentan contra un orden establecido, sean cuales sean sus motivaciones, y observar la asimilación inconsciente por parte de los mismos de los patrones más convencionales de la sociedad actual, provoca una sensación de extrañeza y ambigüedad. Esa sensación es algo que interesaba especialmente al director francés a la hora de hacer Nocturama. “Es un refl ejo de la ambigüedad del mundo en el que vivimos".
GONZALO GARCÍA CHASCO